6 marzo 2012
ESTADOS UNIDOS – Estudiosos del tema electoral plantean que "Dios ha entrado en la campaña republicana," a partir del conflicto del actual presidente Barack Obama con la Iglesia Católica en torno al uso de los anticonceptivos y el perfil religioso de los candidatos del partido opositor, según reflejó la prensa aquí, recientemente, cuando existe la expresa intención de deslegitimar al mandatario para imponer un radicalismo a ultranza.
Según los analistas, la barrera entre religión y política tiende a difuminarse mucho más que en Europa, aunque la Constitución de la República garantice que no puede existir religión oficial alguna, si se tiene en cuenta que una mayoría superior al 90 por ciento de la población se declara creyente.
Si bien Obama se ha definido, desde el principio, como un hombre religioso, ha vivido esa religiosidad a discreción y no ha seleccionadlo ninguna iglesia en Washington a la cual asistir, como han hecho los presidentes anteriores. Súmese a ello que un considerable grupo de los norteamericanos lo consideran musulmán, y el debate amenaza con extenderse hasta los comicios de noviembre.
Recientemente el reverendo Franklin Graham, hijo del afamado Billy Graham, declaró que Obama está considerado como un hijo del Islam por los propios seguidores del islamismo, y dijo que es natural que así sea, porque, desde el principio de su mandato le ha dado vía libre a este tipo de fe no cristiana.
La polémica ha crecido, por estos días, ante los supuestos peligros que amenazan a la religión en los Estados Unidos, cuando un antiguo obispo mormón y otro católico han convertido en posibles figuras a ganar el escaño republicano. Rick Santorum, ha vuelto a su advertencia hecha en 2008, cuando afirmó que "Satanás había puesto la vista en los Estados Unidos," por el incremento del materialismo y la corrupción en la sociedad estadounidense que han llevado a una profunda crisis de valores.
Mientras que Mitt Romney asegura que Obama está destruyendo la libertad religiosa con sus actitudes y amenaza al clero, tras sus declaraciones sobre los anticonceptivos; cuestión que reafirma Newt GinGrich, al afirmar que el actual presidente, de ganar su segundo mandato, desencadenaría una guerra contra los católicos.
Ante tales declaraciones el debate crece, pero los investigadores políticos inclinan la balanza de la victoria hacia Obama, en tanto las secuelas históricas del mormonismo y el catolicismo en los Estados Unidos, no dan mucho margen de ventaja al partido destronado del poder por el actual presidente, quien, a pesar de no haber cumplido ni medianamente su programa electoral, todavía posee un elevado nivel de popularidad entre los votantes.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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