7 octubre 2011 por Héctor Carrillo
SANTIAGO, Chile – En el mes de mayo ingresó un proyecto de ley al Congreso que busca regular las uniones civiles de personas del mismo sexo, fomentando la no discriminación y el respecto a los derechos fundamentales de todo ciudadano chileno, sin importar su condición sexual.
Este proyecto encontró la oposición de las iglesias evangélicas de la línea pentecostal y Católica Romana. La ley entró el lunes pasado a discusión en el Congreso, por eso, las iglesias han mandado cartas al Ejecutivo y a los parlamentarios para que el proyecto de ley no se concrete.
En la semana que finaliza, la iglesia Católica y algunas Evangélicas entregaron una declaración a los tres poderes del estado, firmada por Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago; Sergio Abad Arzobispo Ortodoxo; Emiliano Soto, Obispo de la mesa ampliada de organizaciones Evangélicas; Héctor Zavala, Arzobispo de la Iglesia Anglicana; Roberto López, Obispo Iglesia Metodista pentecostal y Francisco Anabalón, Obispo Pentecostal Apostólica.
La carta afirma "Vida, el Matrimonio y la Familia, constituidos por la unión de un hombre y una mujer, son el fundamento y la base de la sociedad, y que es obligación de Estado promoverlas y evitar aquello que dificulte su desarrollo. La salud o enfermedad de una sociedad y de su Estado se refleja en la situación de sus familias."
Expresan el rechazo a la legislación "que pretende incluir en el ordenamiento jurídico las uniones de hecho, especialmente entre personas del mismo sexo. Creemos que aprobar estas iniciativas, tal como se proponen en los proyectos legislativos presentados al Parlamento, implica por sí mismo discriminaciones atentatorias contra el bien de la institución matrimonial e injustas en contra de la vida."
Las Iglesias Cristianas en Chile, dicen, "rechazamos que en la redacción del actual proyecto de ley que establece y use el término ´orientación sexual´."
En vista de la posición de estas iglesias cristianas, el movimiento de integración y liberación Homosexual (MOVILH), las acusa de agresión contra la diversidad sexual afirmando que "son gratuitas y absurdas y basadas en argumentos indemostrables." Consideran que la carta enviada a los tres poderes del estado "tiene un lenguaje ofensivos y violentos que busca torpedear el avance de la ley contra la discriminación y la regulación de las uniones de hecho."
En medio de este debate la Iglesia Evangélica Luterana, por intermedio del Pastor Presidente Luis Álvarez entregó a los medios una carta en que manifiesta: "Queremos compartir nuestra mirada sobre esta nueva etapa que se inicia de reconocimiento de derechos de ciudadanía y de respeto de la dignidad que toda criatura tiene por haber sido creada a imagen y semejanza de Dios. Tenemos plena conciencia que lo nuevo y los desafíos se resuelven con diálogo y que las condenas que se sustentan en el prejuicio no ayudan a discurrir el pensamiento que despeja los miedos… nuestro compromiso está a favor de la vida, como don de Amor que proviene de Dios, y de favorecer nuevos espacios de convivencia plural como comunidad inclusiva. Nuestra perspectiva teológica respecto de asuntos que tienen que ver con la humanidad en general parte del concepto de la creación, del Dios creador que sostiene su creación, y del ser humano como creatura al cual se le ha dado la responsabilidad de administrar esa creación inicial y permanente y por ello reconoce que lo instituido en la historia y la cultura da lugar en el presente a nuevos instituyentes como expresión auténtica de la libertad."
Mas adelante la carta de Álvarez expresa: "Estamos convencidos que esta Ley y este registro de Acuerdo de Vida en Común no constituye una amenaza contra el matrimonio porque, si bien tiene semejanzas, estamos hablando de realidades sumamente diferentes. No podemos dejarnos confundir por un vocabulario utilizado con mucha ligereza. Los promotores de esta legislación y los principales protagonistas, tienen conciencia de esa particularidad. Por otra parte tenemos que ser sinceros y reconocer que los cambios de paradigmas socioculturales han impuesto diversas formas de vida familiar. Ya no existe en la práctica un modelo absoluto de familia y de vida en común porque las circunstancias de diversa naturaleza en nuestra sociedad y en nuestra cultura nos muestran un pluralismo de propuestas de contención afectiva que son objeto de nuestra atención pastoral y reflexión fraterna."
Termina haciendo un llamado: "Sean estas líneas un aporte a esta rica etapa que inicia nuestra sociedad en la búsqueda de un respeto por el pluralismo social, cultural, religioso y humano que necesita de todos y todas para pensar y construir aquella otra sociedad que sabemos posible. Mientras aguardamos el establecimiento pleno del Reino de Dios."
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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