17 septiembre 2011 Carlos Mondragón
MÉXICO – Con la amenaza de lincharlos y crucificarlos si no abandonan su comunidad, católicos y católicas del pueblo San Rafael Tlanalapan, en el municipio de San Martín Texmelucan, estado de Puebla, intentan expulzar a los miembros de una pequeña comunidad evangélica por considerarlos contrarios a la fe de la mayoría.
Encabezados por el cura Ascención Benítez González y el presidente auxiliar Antonio García Ovalle, unos 200 católicos se reunieron en días pasados en la capilla católica de San Isidro Labrador, con el fin organizarse para expulzar a los 70 evangélicos de la Iglesia Evangélica Alto Aposento.
Hace cinco años, los evangélicos habían recurrido a las autoridades municipales exigiéndoles el acceso a la red de agua potable que les era negada por los católicos. El domingo 4 de septeimbre pasado, durante su homilia en la misa dominical, el párroco del pueblo incitó a sus feligreses a presionar a los evangélicos y lograr que abandonen, definitivamente, el pueblo, violando con esto la libertad religiosa garantizada por la Constitución Política de la República mexicana. Uno de los católicos agresores amenazó a los otros de que, de no abandonar la comunidad a más tardar este lunes 12 de septiembre, serían crucificados.
Por su parte, los evangélicos se han visto obligados a salir del pueblo para evitar un enfrentamiento y han interpuesto, ante el Ministerio Público de Texmelucan, una constancia de hechos por los delitos de agresiones con el número de expediente 1295/2011.
Las arquidiócesis del estado de Puebla eximió en un comunicado al sacerdote Ascención Benítez González, de estar detrás de estos acontecimientos de intolerancia religiosa contra los evangélicos, e hizo un reconocimiento a la libertad de cultos y un llamado para que a través del diálogo las partes resuelvan sus diferencias (La Jornada, 10 de septiembre 2012, p. 34).
El conflicto se agrabó por el intento de la pequeña comunidad evangélica de construir un templo muy cerca de la capilla católica de San Isidro Labrador, lo que irritó a los católicos y católicas locales.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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