8 julio 2011
SANTO DOMINGO – La violencia doméstica, callejera y del narcotráfico en el país, ha ido consumiendo la espiritualidad de los dominicanos, cuando ello se percibe con mayor presencia cada día en los medios de prensa, según un artículo publicado por Listín Diario, el pasado miércoles.
En el mismo se plantea que el fenómeno se ha entronizado en el Caribe como parte de la vida, y que los peores resultados se localizan en Puerto Rico, Jamaica y Haití, cuando, a medida que crece la violencia y el crimen decrece la espiritualidad de la población y la confianza en Dios.
Por su parte, el Diario a Diario comenta que la violencia verbal parece estar desbordada en República Dominicana, porque se liga bastante con la política, como es el caso de las sonadas críticas que le realizara la prensa al presidente Leonel Fernández, durante su viaje a Europa, Israel, Palestina y Jordania. También el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Jorge Subero Isa, ante el supuesto corte presupuestario de esa institución, se enojó públicamente y amenazó con renunciar.
Se plantea que le ambiente de hostilidad parece exacerbarse "cuando todos están listos a pelear" y se promociona un paro para el día 11 de este mes, aunque dicen que al régimen de Fernández no se le podría acusar de represivo, pero sí a la Policía calificada de "consumidora alegre de tiros y gases lacrimógenos comprados en divisas" ante las manifestaciones populares.
Informes institucionales y de la propia Policía informan que se registran en el país casi dos suicidios diarios desde 2005, que 84 mujeres han sido asesinadas en los primeros cuatro meses del presente año aumentando el nivel de feminicidios y más de 300 personas han fallecido en accidentes viales. A ello se suman los crímenes callejeros por asaltos a mano armada, robos, venganzas entre pandilleros y la represión policial, que hacen que las estadísticas criminosas se disparen y mantengan a la ciudadanía en una alarma permanente.
Recuérdese que años atrás si dictó una especie de toque de queda en las discotecas, las cuales concluían sus actividades al filo de la medianoche, a fin de frenar un poco el nivel delincuencial del país.
Las iglesias, preocupadas de la actual situación en una nación tan noble como República Dominicana, llaman constantemente, desde los púlpitos dominicales, desde los sermones y las homilías, a reencontrarse con Dios en la búsqueda de la fraternidad y la espiritualidad que parece haberse extraviado por las calles del país.
Estudios realizados afirman que la violencia en el Caribe aumenta sobre todo en las llamadas Antillas Mayores como República Dominicana, Haití, Jamaica y Puerto Rico, nómina de la cual apartan a Cuba y la consideran una especie de oasis de la tranquilidad, donde la delincuencia y los crímenes parecen estar bien controlados.
Por ejemplo, en Kingston, Jamaica, el pasado mayo murieron casi 100 personas a consecuencia de disturbios callejeros, tras la persecución de un capo local quien, finalmente, fue enviado a Nueva York y se encuentra a la espera de un juicio por tráfico de drogas. Mientras que en Puerto Príncipe, Haití, se reportan unas 67 personas asesinadas, entre las que se cuentan el presidente de un conocido banco, un abogado notable y, al menos, un periodista. Se afirma que el antiguo barrio privado de Petionville, donde vivía la alta burguesía haitiana, se ha tornado extremadamente peligroso en tanto muchos crímenes se atribuyen al robo y las drogas, de lo cual se beneficia una Policía poco entrenada y endeble.
Mientras que en Centroamérica, específicamente en El Salvador, la situación se ha tornado tan traumática que el actual gobierno de Mauricio Funes está proponiendo un impuesto, a fin de obtener recursos para combatir la delincuencia, con el apoyo total de la Iglesia salvadoreña, también sumamente preocupada por el asunto.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación FUENTES: Listín Diario y Diario a Diario
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