29 junio 2011 por Trinidad Vásquez
MANAGUA, Nicaragua – En un ambiente de fraternidad, solidaridad y reflexiones, como la expresada en Habacuc por la reverenda Karen Georgia Thompson de la iglesia de Cristo de Ohio, Estados Unidos, se desarrolló, durante el pasado fin de semana, la Conferencia sobre la Realidad del Racismo de hoy en América Latina y el Caribe, y sus Desafíos a las Iglesias y Organismo Ecuménicos, convocado por el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) y el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), respectivamente.
Los y las delegadas de América Latina y el Caribe se mostraron muy animados, porque en la primera Conferencia sobre el mismo tema, que tuvo lugar el pasado año en Cleveland, Estados Unidos, ya se habían dado los primeros frutos al tomar conciencia la Iglesia de que el racismo y la discriminación eran una realidad.
"El camino se inició. Ahora hay que fortalecer la Pastoral de la Negritud y unidos debemos demandar más atención y apoyo del CLAI y el CMI," expresó la delegada de Panamá, Verona Salmon.
Por su parte, el pastor Bautista Manuel Morales, de Nicaragua, reflexionó, muy preocupado: "Estamos aquí uniendo voluntades para que enfrentemos el racismo que es como una fantasma y tenemos que luchar para visibilizarlo, por que es fenómeno invisible."
El reverendo Alfredo Joiner, coordinador del CLAI en Mesoamérica, dijo que "es la hora de fortalecer la Pastoral de la Negritud uniendo voluntades y amor, recordando que niños y mujeres negras han sufrido opresión y discriminación."
En ese mismo orden, el pastor Romer Portillo, de la Asociación de Iglesias Evangélicas de Venezuela, manifestó que en su país está en debate una ley que prohíba el racismo y todo tipo de discriminación.
La obispa de la Iglesia Luterana de Nicaragua, Victoria Cortés, hizo una oración pidiendo sabiduría al Creador para enfrentar los desafíos de la realidad del racismo en el continente.
Las exposiciones sobre el tema fueron magistrales, entre ellas la de Verona Salmon en torno a la violencia y las violaciones de los derechos humanos, desde la perspectiva de los afro-descendientes en América. Dijo que "En un modelo económico racista, los poderes y los recursos se encontraban en manos de los hombres, siendo las mujeres, prácticamente, propiedad de los hombres al igual que lo eran las casas, las tierras y los caballos. El racismo reafirma el sexismo e incorpora en su seno las diferencias sexuales y la superioridad de los hombres sobre las mujeres, como una característica inherente y constitutiva de esa ideología."
Agregó que, de igual modo, el sexismo incorpora a la diferencia racial como una categoría de estratificación, creando una pirámide que no solo está marcada por la diferenciación sexual, "sino, también, por la distinción racial que reafirma, como se planteó anteriormente, lo blanco como propietario de lo humano, en contraposición de lo negro, relacionado siempre con lo no humano o lo menos humano."
Afirmó que es imposible, en la actualidad, comprender el racismo de manera aislada al sexismo.
Al final de su exposición pidió lograr la integración plena de mujeres y hombres afrodescendientes al proceso de desarrollo político, económico, social y cultural; propiciar el desarrollo de estrategias y acciones que permitan, con equidad social, la plena incorporación de las mujeres de esa raza al proceso de desarrollo sostenible de cada país y reducir la tasa de desempleo femenino y masculino, la segregación laboral y los condicionamientos racistas para la empleomanía por razón de género, además de mejorar las condiciones de trabajo de las mujeres afrodescendientes, entre otros aspectos.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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