8 abril 2011

RÍO DE JANEIRO, BRASIL – Al pedir el consuelo de Dios para las 11 familias que tuvieron sus hijos y hijas asesinadas por el joven que invadió una escuela municipal en Río de Janeiro, el obispo primado de la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil (IEAB), Maurício Andrade, reivindicó la revisión del sistema de seguridad en los colegios públicos.

"Lamentamos y rogamos a Dios que consuele a los familiares, enjugue sus lágrimas y renueve la esperanza en la resurrección," manifestó el primado. Fueron asesinados en la masacre tres niñas y un niño de 14 años, cuatro de 13 años, una de 12, una aún no fue identificada y otra aguarda documento.

El obispo metodista Luiz Vergílio, de Puerto Alegre, lamentó que criaturas sean víctimas de la violencia. "En verdad, son millares de criaturas que mueren en esas circunstancias. Como iglesia, tenemos que estar más despiertos para la dignidad de nuestros niños y niñas," dijo.

El miércoles 7, Wellington Menezes de Oliveira, de 23 años, entró en la Escuela Municipal Tasso da Silveira, en el Realengo, Río de Janeiro, alegando que haría una ponencia. Armado, ingresó en el colegio, donde estudió, y salió tiroteando contra alumnos y profesores. El mató 11 adolescentes y después se suicidó.

Wellington dejó una carta, diciendo que los impuros no podrían tocarlo después de muerto, solamente los castos. "Ningún fornicador o adúltero podrá tener contacto directo conmigo, ni nada que sea impuro tocará mi sangre," escribió. Pidió ser enrollado en un lienzo blanco y colocado en un cajón, y sepultado a lado de su madre, en el cementerio Murundu.

Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación