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Iglesia Católica Cubana Arguye Que No Hay Que Temer a La Riqueza

31 enero 2011
por Manuel Quintero

GINEBRA, Suiza – ¡Tiempos equívocos los nuestros! Hace poco más de tres décadas, en 1978, Deng Xiaoping, el líder del mayor país comunista del mundo, nos sorprendió con una herética consigna: ¡Enriqueceos! Ahora le corresponde a Orlando Márquez, director de la revista del Arzobispado de La Habana, Palabra Nueva, convencernos de que no hay que temer a la riqueza.

El editorial de Palabra Nueva de enero de los corrientes muestra una interesante actualización del catolicismo cubano de cara a los cambios profundos, dolorosos e inminentes en la sociedad cubana -el despido masivo de medio millón de trabajadores estatales, la reaparición de los pequeños negocios por cuenta propia y el abandono por parte del Estado de importantes subsidios y programas sociales.

Según fuentes del Partido Comunista, el gobierno espera conceder 250.000 nuevas licencias para trabajos por cuenta propia y la creación de 200.000 empleos no estatales al cierre del 2011. A su vez, el Banco Nacional de Cuba estudia un programa de créditos a pequeñas empresas, una herramienta indispensable para el desarrollo del sector privado.

El editorial afirma que fue la economía "la que arrasó con el socialismo real" y que ese modelo se sostuvo "a base de voluntades alucinadas y alucinantes que, en su afán por ignorar la realidad económica, no hacían otra cosa que hundirlo en la agonía junto a la amplia mayoría de los ciudadanos."

Las reformas anunciadas por el gobierno de Raúl Castro, señala el editorial, conllevarán la aparición de diferencias sociales significativas en la Isla: "en los próximos tiempos, si se cumple el programa, podríamos ver unos cubanos más ‘ricos' y otros más pobres, al menos hasta que las aguas vayan tomando su nivel."

Esa generación de riquezas y el surgimiento de ‘nuevos ricos' representará un desafío de orden ético o legal diferente, "pero la pobreza extendida no resulta menos desafiante o peligrosa para nuestra sociedad," destaca el director de Palabra Nueva.

Añade que esa brecha "podría disminuir, precisamente, socializando la riqueza mediante una política impositiva que fuerce a los más aventajados a contribuir con los menos aventajados, en otras palabras, tendremos necesidad de los ‘ricos' y las riquezas que puedan crear para no volver a desfondar al Estado."

Márquez no olvida que el tema fue controversial en tiempos de Jesús, pero afirma que "el mal no está en la riqueza o en la pobreza, sino en el modo de vivir esas realidades, y en la honradez y la bondad que imprimamos a nuestras vidas, sea de ricos o de pobres." Por eso no ve imposible que "algunos ricos se adelanten a otros no tan ricos a gozar de la vida eterna."

Ahora que el catolicismo cubano da la bienvenida al enriquecimiento personal, es oportuno recordar las palabras del papa León XIII a los ricos en su encíclica Rerum Novarum: "Sepan, pues, muy bien los afortunados de este mundo que las riquezas ni libran del dolor, ni contribuyen en nada a la felicidad eterna, y antes pueden dañarla." Y, que es el trabajo el que crea la riqueza, y no al revés.

Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación

 

 


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Last Updated February 6, 2011