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Episcopado Hace Pública Carta Pastoral 500 Años De Misión Evangelizando La Nación

24 enero 2010

SANTO DOMINGO – Una carta pastoral, hecha pública aquí este sábado, que aborda el fenómeno de la Evangelización en América en sus 500 años, habla de "una Iglesia misionera" que agradece la participación en la labor de sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos y laicas extranjeros, que desde el período colonial permitieron suplir las carencias de personal nacional para asumir la tarea evangelizadora.

El documento expresa que "una nota típica de la historia de nuestra Iglesia ha sido una presencia clerical en la cotidianidad de la vida del pueblo, pero también laical en los largos períodos en que ella no pudo satisfacer las necesidades eclesiales del pueblo por la carencia de sacerdotes."

Señala que "Movidos por los mismos sentimientos que el Eclesiástico y como estamos en el Jubileo del Quinto Centenario de la creación de la Arquidiócesis de Santo Domingo, primada de América, y de la Diócesis de La Vega, nos ha parecido justo presentarles un rendido homenaje a cuantos nos precedieron y a los actuales agentes de pastoral, un panorama a grandes rasgos de lo que ha supuesto la presencia y acción de la Iglesia entre nosotros.

"No nos impulsa a ello pregonar nuestros éxitos. Con la exhortación de Cristo a los apóstoles sinceramente proclamamos: ‘siervos inútiles somos. No hemos hecho otra cosa que cumplir con nuestra obligación' (Lucas 17:10). Y con San Pablo decimos: ‘Ni el que siembra ni el que riega es algo, sino el que hace crecer todo, Dios' (1Cor 3: 7).

Tampoco nos arrogamos el haberlo hecho bien. Confesamos haber cometido nuestros errores y no siempre haber estado a la altura de nuestra fe, vocación y responsabilidades, y por ello pedimos nuestro perdón y recurrimos a la comprensión e indulgencia de todos los dominicanos y dominicanas," expresa la carta pastoral y reseña la creación de las tres primera Diócesis de América, el 8 de agosto de 1511, que fueron la de Santo Domingo, La Vega y San Juan de Puerto Rico, "acto primicial y constituyente de las iglesias de América. Certeramente, Juan Pablo II llamó a nuestra Isla ‘La primogénita en la fe de América.'"

A párrafo seguido se realiza todo un recuento histórico y se hace referencia a la III Conferencia del Episcopado Latinoamericano (Puebla) que "puntualiza que en nuestros pueblos hay un radical sustrato católico, fruto del unánime esfuerzo misionero de todo el pueblo de Dios."

La carta pastoral firmada por casi una veintena de obispos y arzobispos, y liderada por monseñor Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, arzobispo metropolitano de Santo Domingo, Primado de América y presidente de la Conferencia del Episcopado Dominicano, refiere, que "ha asumido, también, una función civil profética y mediadora en una sociedad que no encuentra su institucionalidad y vive expuesta, permanentemente, a la inestabilidad ( ... ) Una Iglesia libre, pues, no obstante vinculaciones y controles políticos, ha logrado niveles de libertad que le han permitido disentir y profetizar ( ... ) y "ha sabido distinguir a la persona de la ideología. Han primado las relaciones personales sobre las filosofías. Ha sintetizado los valores positivos de todos los pensamientos y teorías con las virtudes y aún con las verdades religiosas. Ha sido fácil en ofrecer los sacramentos a todos, no obstante, sus creencias y militancias."

Así mismo, "se afana hoy por lograr y mantener la honestidad de vida y una sólida espiritualidad de sus miembros, clérigos y laicos," mientras "Las comunidades eclesiales organizan hoy y dinamizan la feligresía, dando calor humano, fomentando el servicio social, leyendo y estudiando la Biblia y glorificando a Dios. La cercanía al pueblo se muestra, además, en el servicio educativo y médico, en la consejería y mediación social en los conflictos familiares y comunitarios, en la defensa de la justicia ante el abuso de autoridades y poderosos locales y nacionales. Todo esto hace que la Iglesia sea reconocida por las encuestas de opinión como una de las instanciasmás creíbles de nuestro pueblo.

"La dimensión mariana de nuestra religiosidad, preferentemente en las devociones a la Virgen de las Mercedes y de la Altagracia, abre la generosidad de nuestro pueblo a los altos valores del espíritu, identifica nuestra dominicanidad y le da trascendencia. La devoción mariana fomenta la generosidad y crea esperanza a nuestro pueblo en los momentos difíciles propios y patrios.

"Conscientes de tanto bien recibido damos gracias a Dios, Dador de todo bien, que tan generoso ha sido con nosotros. Arrepentidos de nuestras negligencias y debilidades pedimos perdón por ello y atentos a los retos que nos esperan pedimos a Dios luz y fortaleza para enfrentarlos exitosamente," concluye documento tan esperado por el pueblo dominicano.

Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación

 

 


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Last Updated February 3, 2011