14 octubre 2010 por Trinidad Vásquez
MANAGUA, Nicaragua – Ante un desastre natural o provocado, como el que sufre Nicaragua por las inundaciones causadas por las lluvias, pastores aseguran que la Iglesia debe ser la primera en mostrar su solidaridad con los más débiles.
El pastor de la Iglesia Menonita, Nicolás Sequeira, dijo que su denominación gestiona ayuda ante la Central Menonita de los Estados Unidos, a fin de ayudar a los miles de damnificados en parte del Pacífico y la costa caribeña norte.
El Consejo de Iglesias Evangélicas Pro-Alianza Denominacional (CEPAD), mantiene una campaña entre su membrecía para recaudar fondos con la misma finalidad.
Por su parte, el pastor de la Iglesia Bautista Internacional, reverendo Marcelino Basset, expresó que, en primer lugar, la Iglesia debe identificarse con las personas afectadas, debe y recurrir al mandato bíblico de Mateo 25 donde se dice "por cuando lo hicisteis a uno de estos pequeños a mi lo hicisteis." La Iglesia debe, de inmediato, hacer campañas solidarias para recaudar fondos económicos y materiales que sirvan de ayuda a las familias damnificadas y poder darle asistencia espiritual y sicológica.
Así mismo, el pastor Omar Monterrey, de la Iglesia Apostólica, agregó que no basta orar ante una tragedia, sino poner en práctica lo que expresan las Sagradas Escrituras.
Ángel Aragón, de la Iglesia luterana Fe y Esperanza, de Managua, manifestó que se distribuyeron paquetes alimenticios a familias de 10 comunidades al occidente del país. Las ayudas solidarias se lograron gracias al apoyo del Foro ACT-Alianza Nicaragua y a las iglesias luteranas en los Estados Unidos y este país.
El obispo de Managua, monseñor Leopoldo Brenes, reveló que el obispo emérito Bernardo Hombach, viajó al exterior con el propósito de solicitar ayuda a Cáritas Internacional para las familias que perdieron sus casas, muchas de ellas de zinc y plástico negro, por las intensas lluvias, sobre todo en occidente y oriente del país donde hay miles de refugiados en albergues.
En el departamento de Managua hay cinco mil personas albergadas al ser arrasados sus hogares por parte de las corrientes de agua y ahora no tienen a dónde regresar. El Gobierno hace todo lo posible por reubicarlos y se hace difícil atender sus necesidades desde viviendas y seguridad alimentaria.
Las lluvias que provocaron las crecidas de los lagos Xolotlán, al norte de esta capital, y el Cocibolca, en Granada, a 34 kilómetros al oriente del país, fueron sorpresivas y el Gobierno no estaba preparado para dar solución a las familias damnificadas, indicó el líder religioso.
Agregó que las iglesias católicas en todo el país tienen programas para recolectar víveres y ropas, a fin de apoyar a los sacerdotes y las familias afectadas en el municipio de San Francisco Libre. También en la isla de Ometepe del lago Cocibolca, sus balnearios fueron afectados por las crecidas que invadieron las costas, lo que causó la baja afluencia de turistas, afirmó Alcides Flores, dueño del hotel Santo Domingo.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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