9 septiembre 2010 por Mayra Rodríguez
CIUDAD DE GUATEMALA – Como consecuencia de la tala de los bosques La Montaña de las Granadillas, este bien que surte de agua por lo menos a 22 comunidades de Zacapa y Chiquimula, no ha resistido los embates de las lluvias y ha empezado a derrumbarse, a la altura de las aldeas La Trementina, Cerro Grande y Los Achiotes, desatando la alarma de los vecinos.
Ello hizo que, de inmediato, las habitantes de esa localidad notificaran a las autoridades locales, a fin de que monitoreen la grieta que se ha abierto en al referida montaña, según informó el reverendo José Pilar Álvarez, pastor de la Iglesia Luterana de Guatemala.
"Los vecinos de la aldea La Trementina, en sus actividades de monitoreo, el miércoles primero de septiembre, alarmados, observaron cómo toneladas de piedras, tierra y otros materiales se deslizaban y caían sobre el caudal del rio Punilá," expresó el religioso, quien manifestó que la preocupación de los comunitarios creció cuando se dieron cuenta de que comenzaba a formarse un dique, el cual amenaza con estancar el agua y en algún momento romperse para desatar una correntada incontenible, llevándose lo que a su paso encuentre.
Los efectos del cambio climático han provocado que llueva, torrencialmente, en zonas donde antes no se registraban estos fenómenos con la magnitud con que han impactado la región nororiental del país, caracterizada por su aridez. Lamentablemente, estas lluvias no contribuirán a la seguridad alimentaria, pues las correntadas de piedras y lodo, arrasaron con cultivos de maíz y frijol de varias familias campesinas.
La tala de bosques en La Montaña de las Granadillas sigue dándose, pese a la lucha que líderes comunitarios e iglesias han venido realizado en la denuncia de estas prácticas, así como acciones de resistencia pacífica por la defensa del territorio, el agua, la biodiversidad y los bosques, para que la zona sea declarada como "Reserva de Manantiales Chortí-Ladino," una iniciativa de ley que los comunitarios esperan presentar al pleno del Congreso de la República de Guatemala, antes que termine el 2010.
"A pesar de esta lucha en favor del bien común, propietarios privados insisten en seguir talando los pocos bosques que nos quedan. El deslizamiento que se dio, este miércoles, es un anticipo y un aviso de lo que nos espera a los habitantes en esta región, unido a esto la escasez de agua que cada año es más crítica," afirmó el reverendo José Pilar Álvarez, uno de los religiosos más activos en esta lucha y que afirma que "ahora más que nunca urge fortalecer nuestros lazos de unidad para que nuestra montaña, nuestros bosques, nuestra biodiversidad y nuestros manantiales no desaparezcan."
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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