1 septiembre 2010
CIUDAD DE GUATEMALA – Inefectividad ante la violencia, la impunidad, la debilidad de la Salud Pública y el quehacer político del país, junto a la deficiente asistencia a los damnificados de la tormenta Ághata, son algunos de los aspectos criticados por la Conferencia Episcopal de Guatemala, al concluir su reunión plenaria extraordinaria el pasado 27 de agosto.
Así mismo los obispos mostraron su preocupación por el deterioro ecológico de la nación y la debilidad del Estado en su capacidad de dar respuestas claras a las necesidades más perentorias del pueblo.
El plenario puso sobre la mesa el asunto del incremento de la violencia y la debilidad con que se aplica la ley en tales casos. En las conclusiones se plantea que, mientras se invierten millones de quetzales en programas de cohesión social, muchos centros de salud y hospitalarios no poseen los recursos mínimos para ofrecer los servicios esenciales.
Uno de los obispos reunidos, monseñor Pablo Vizcaíno, expresó que el Arzobispado está consciente de las necesidades de salud que tiene Guatemala. Y acusó a aquellos que acumulan grandes capitales y son los responsables de las desigualdades sociales que aumentan el abismo entre los distintos segmentos de la población.
También se abordó el tema de la necesidad de una reforma fiscal, cuando la clase política ha perdido su credibilidad y existe desconfianza en la población, al Congreso gastar enormes cantidad de recursos que se traducen en escasos resultados que beneficien a la gente.
Por su parte el presidente de ese organismo gubernamental, Roberto Alejos, dijo respetar la postura de los líderes de la Iglesia Católica, pero habló de entablar un diálogo con sus representantes, a fin de tratar los temas de conjunto, de manera que invitó a los prelados a sostener un encuentro para que conozcan mejor las acciones que, actualmente, implementa el Parlamento.
Así mismo, en el cónclave religioso, se habló en términos de falta de voluntad política del Gobierno y las instituciones para tomar en cuenta las sugerencias de este grupo, más allá de verlas, simplemente, como un ejercicio crítico.
De igual modo, la Conferencia Episcopal expuso su preocupación por los indicios crecientes de una campaña electoral "violenta, confrontativa, basada en la desacreditación entre los candidatos." El cuerpo obispal mostró su temor por un posible inicio de secuestros, como consecuencia de esa campaña para el próximo año, cuando este mecanismo delincuencial es utilizado para amedrentar a la gente, desestabilizar el proceso democrático y crear un caos en el carácter legal de la República, razón que llevará a la Iglesia católica a iniciar una jornada de oración, desde septiembre y que abarcará a todo el país, a favor de los migrantes guatemaltecos, cuando el organismo de la Pastoral de Movilidad Humana ha informado que el número de inmigrantes muertos en la frontera entre México y Estados Unidos, sobre todo en la franja de Arizona, ha superado ya las cifras del 2009.
Ciento treinta cuatro cadáveres de indocumentados se reportaban hasta el 15 de julio pasado, mientras hasta este 25 de agosto habían sido deportadas 18 mil 827 guatemaltecos vía aérea y unos 45 mil 583 centroamericanos por vía terrestre.
Ante tales actos, el Episcopado de Guatemala pide a sus fieles orar y denunciar las injusticias que no permiten la instauración de un verdadero sistema democrático en el país, justo y equitativo, que dé paz y beneficio al pueblo.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación Fuente: Prensa Libre
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