27 agosto 2010 por Guillermo Meléndez
SAN JOSÉ, Costa Rica – De "bofetada a la decencia democrática" calificó el comité ejecutivo del Partido Frente Amplio (PFA), el nombramiento, este 23 de agosto, del cuestionado ex diputado Fernando Sánchez, como embajador ante el Vaticano por parte del gobierno presidido por Laura Chinchilla.
"Si vergonzosa es la acción del Gobierno, no menos lamentable es el silencio de la jerarquía de la Conferencia Episcopal, que ni siquiera se ha dignado atender las peticiones hechas por diversos sectores ciudadanos, para que se pronuncie sobre este ignominioso nombramiento," añade el comunicado del PFA.
Ya en el mes de mayo, cuando trascendió la intención de la presidenta de designar a Sánchez como representante diplomático costarricense ante la sede romana, la Comisión Política del Partido Acción Ciudadana (PAC), solicitó a los obispos católicos influir en el Vaticano para que no aceptara el nombramiento, gestión que al parecer no realizaron.
La solicitud del PAC recordó que, siendo diputado Sánchez, fue centro de una gran controversia en setiembre del 2007 por ser coautor, junto con el entonces vicepresidente Kevin Casas, del llamado "Memorando del miedo," una estrategia que, efectivamente, se utilizó en el marco del referendo sobre el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, para lograr la aprobación de ese acuerdo amedrentando a la población.
Partidos políticos y grupos sociales opuestos al TLC pidieron la renuncia de Sánchez y de Casas. El vicepresidente sí dejó el cargo, pero él diputado se mantuvo en su curul (silla de magistrados romanos) sostenido por su pariente cercano, el presidente óscar Arias Sánchez.
Pero la actitud de los obispos no sorprende, pues como denunció el politólogo Helio Gallardo en noviembre de 2007, en el semanario Universidad, frente a la polarización que produjo el referendo y no queriendo aparecer abiertamente alineados con la posición neoliberal, ellos proclamaron la "neutralidad" de la Iglesia al respecto. Por supuesto, en última instancia dicha postura "neutral" representó un apoyo al TLC.
En efecto, "durante la lucha se dieron ocasiones en que se hizo necesaria una palabra ética y los obispos miraron para otro lado. No se inmiscuyeron. La más brutal demanda de juicio ético de su parte la constituyó el memorándum Casas-Sánchez." No obstante "se quedaron callados. Y siguen callando."
Por su parte, el teólogo y periodista Javier Solís, consignó a mediados de julio pasado, en su columna virtual "Provocaciones Irreverentes," que en opinión de algunos sacerdotes, Sánchez, quien "quiere ser presidente," pretende con su ida al Vaticano "lavarse con agua bendita" el desprestigio que le acarreó el "memorando del miedo."
Agrega que, al llegar el arzobispo capitalino Hugo Barrantes a su edad obligatoria de jubilación dentro de dos años, piensan que iría también a cultivar el nombramiento de un "arzobispo joven, totalmente leal con el sistema, amigo de los patronos y enemigo de los trabajadores." Este sería su amigo y actual obispo de la caribeña diócesis de Limón, a quien algún "cura más osado lo calificó de capellán particular de Sánchez."
Lo cierto es que el propio canciller René Castro, al defender la idoneidad de Sánchez, de quien dijo cuenta con los atestados de estudios y experiencia necesarios para el cargo, reconoció que igualmente tiene "buenas relaciones con la Iglesia Católica," lo que le facilitaría su labor en la Santa Sede ede romana.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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