30 julio 2010 por Manuel Quintero
GINEBRA, Suiza – Después de mediar para la liberación de presos políticos y de alcanzar un nuevo reconocimiento como interlocutora por excelencia de la sociedad civil, la Iglesia Católica plantea ahora la necesidad de modificar mentalidades, controles y leyes que limitan "el ejercicio de la libertad humana" en la Isla.
En un editorial publicado por ‘Palabra Nueva,' revista de la Arzobispado de La Habana, su director, Orlando Márquez Hidalgo, afirma que los cubanos enfrentan un desafío "en la puesta en claro de las diferencias, sean de tipo económico, ético, filosófico o político" y que "nuestra riqueza está en la nueva esencia que podamos obtener de esas diferencias compartidas."
Según Márquez Hidalgo, "no hay razones capaces de explicar las limitaciones al ejercicio de la libertad humana, ni argumentos que den razón del exceso de enfermizos controles burocráticos; del mismo modo que no hay discurso ni ideología que pueda defender o justificar formulas económicas y sociales cuya ineficacia ha sido largamente demostrada e innecesariamente padecida."
"¿Puede alguien demostrar que es malo que una persona tenga iniciativa empresarial y que otra prefiera ser asalariada?, y si no es posible demostrarlo, ¿quién puede tener interés en frenar el "cuentapropismo" (trabajadores por cuenta propia) que oxigena los pulmones del Estado y la economía doméstica?," pregunta el editorialista.
En marzo de 1968 el gobierno cubano desató la llamada ‘Ofensiva Revolucionaria,' que significó la expropiación de todos los pequeños negocios cubanos. Retrospectivamente, muchos piensan que la medida fue un serio error económico de la Revolución, porque desmanteló el aparato productivo y la infraestructura de servicios que suplía importantes necesidades de la población, reemplazándolo por un sistema burocratizado e ineficiente.
A partir de los años noventa, cuando el derrumbe del socialismo en Europa decretó una crisis económica sin precedentes en el país, el gobierno facilitó pequeñas iniciativas privadas -entre ellas los llamados ‘paladares,' restaurantes familiares con limitada capacidad de servicio y empleomanía-. Pero los fuertes gravámenes fiscales han impedido una saludable expansión de ese sector.
El tema es particularmente acuciante si se recuerda que, en su discurso ante el noveno congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas el pasado mes de abril, el presidente Raúl Castro se refirió a las "plantillas infladas" y dijo que en Cuba sobra uno de cada cinco puestos de trabajo, equivalente a más de un millón de personas que tendrán que reubicarse.
"La batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social," afirmó el presidente cubano.
"Los cubanos aspiramos a más desarrollo y más oportunidades, y para un desarrollo integral se necesitan menos restricciones a las libertades individuales y colectivas. El beneficio es amplio: los ciudadanos quedamos liberados de controles excesivos para poder así adelantar proyectos personales que, a la postre, pueden ser beneficiosos para la sociedad," concluye el editorial de Palabra Nueva.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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