15 julio 2010
PUEBLA, México – Si bien la ciudad de Puebla, en México, ocupa el primer lugar en turismo religioso según las oficinas españolas de este rubro, también es la región más perjudicada por el saqueo de arte sacro, actividad que aquí, según las leyes, no aparece como una figura delictiva grave.
Un diputado federal de esa localidad, Juan Pablo Jiménez Concha, expresó que el patrimonio cultural del país contiene una importante colección de arte sacro de los períodos comprendidos entre los siglos XVI y XIX, que abarcan la pintura y la escultura en sus diversas técnicas y estilo, quien presentó a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión, la propuesta de que sea calificado como delito grave cualquier intento de comercialización y roto de ese patrimonio, pidiendo un rango de condena para los infractores de hasta 15 años de privación de libertad.
Según relatan medios de prensa locales, pese a ello el Gobierno federal no le ha dado al tema la importancia que requiere, en tanto dicho turismo religioso constituye, para el país, una importante fuente de ingresos adicionales.
Para que se tenga una idea, se afirma que, anualmente, se ingresan unos 218 mil 400 millones de pesos mexicanos (alrededor de unos 17 millones de dólares) por ese concepto, con la entrada de 300 millones de turistas que vienen a admirar la riqueza religiosa del país y, en especial, la de Puebla.
El diputado Jiménez alega que quien roba una pieza de este tipo no solo se lleva un objeto de alto valor comercial, sino que realiza un daño histórico irreparable al patrimonio nacional, señalando que las ciudades con mayor incidencia en este tipo de delito son Puebla encabezando la lista, Tlaxcala, Guanajuato, Guerrero y el estado de México.
Y, mientras los miembros de las iglesias católicas se oponen de manera absurda a la creación de un registro patrimonial sobre arte sacro a nivel de país, bajo el argumento de que las piezas perderían su sentido religioso para adquirir uno puramente comercial, ya aquí, desde 1999, se realiza ese fichaje que incluye a 185 templos en los 35 municipios del estado.
Vale señalar que, según estudios realizados, luego de la actividad del narcotráfico, esta es el segundo rubro delictivo que más ganancias da cuando, fuentes investigadoras afirman que solo el 10 por ciento de las piezas robadas son recuperadas luego.
El propio Vaticano ha expresado su preocupación por el incontrolable fenómeno, delito que obligó a algunas diócesis a tomar como medida el cierre de los templos a puro mediodía, lo cual ha provocado molestia entre sus feligreses que argumentan que la Casa del Altísimo debe permanecer abierta siempre.
Otro asunto a tener en cuenta es que muchos de esos inmuebles no cuentan con equipamientos de seguridad que impidan tales actos, que a veces ocurren, de manera solapada y a la vista de todos, cuando se espera que quienes entran a una iglesia lo hagan con el respeto requerido y sabiéndose "observados" por Dios.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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