14 junio 2010
SAN SALVADOR – La última propuesta llegada a la Asamblea Legislativa de El Salvador, la lectura obligatoria de la Biblia en las escuelas presentada el pasado jueves, ha creado un enconado debate nacional, impulsada por el coronel de la Fuerza Armada Antonio Almendáriz, quien es evangélico y diputado del derechista Partido de Reconciliación Nacional (PRN).
La misma, ha sido argumentada a partir de que la lectura en los centros estudiantiles de las Sagradas Escrituras, conllevaría a un comportamiento en el futuro que pudiera ser un freno a la cifra de homicidios en el país centroamericano, considerado el más violento del continente, y como modo de controlar las acciones de las pandillas juveniles o maras.
Su discusión en el máximo órgano legislativo está prevista para mañana martes, y aunque ha sido estudiada por la Comisión de Cultura de la Asamblea, el ministro de Educación, Salvador Sánchez Cerén, ya manifestó su rechazo. Sin embargo, los diputados del PCN y uno de ARENA, han pedido que, a partir del 11 de febrero de 2011, "la aprobación de la lectura de la Santa Biblia en los diferentes centros educativos" se haga efectiva.
Mientras dos abogados constitucionalistas aseguraron que ello violaría la Constitución de la República, aunque no descartaron su aprobación si se realizara un acuerdo de las mayorías involucradas, sosteniendo un referéndum popular.
Según una nota aparecida en el diario El Mundo, el ex magistrado de la Sala de lo Constitucional, Mario Solano, explicó que esa ley o decreto chocaría con la libertad de conciencia y de religiones, pese a que la lectura bíblica no especificaría ninguna inclinación hacia una creencia en particular. También considera que se violaría la libertad de cátedra e iría contra una educación democrática sin influencias religiosas o clasistas. Y habría que estudiar, agregó, si la lectura en los niños llevaría, realmente, a una conducta más ética.
Solano también argumentó que de hacerse un referéndum popular y una opinión mayoritaria a favor como resultado, la decisión no estaría en contra de la Constitución, según lo que la misma Carta Magna planea.
Por su parte, el abogado Francisco Bertrand Galindo, ex ministro de Seguridad, agregó que el asunto más complicado es que El Salvador es un estado secular, no religioso, y esa medida podría ser interpretada como una coacción a la libertad individual y una interferencia de la religión en los asuntos de gobierno.
El asunto sería, entonces, como enfocar el cumplimiento de ese mandato, de ser aprobado, para que no se convierta en dogma y cree una reacción contraria a la deseada en los niños, una posición anticlerical y de anti-fe, ante la posibilidad de que sea la vía de recuperar muchos valores perdidos por la sociedad salvadoreña.
Mientras, quienes pidieron la aprobación del decreto, lo defienden partiendo de la tasa de homicidios existente en el país que asciende a 67.8 por cada 100 mil habitantes y que las cifras de violencia y crimen crecen cada día con la presencia, sobre todo, de la delincuencia juvenil de las pandillas maras.
La pieza, que incluye como argumento las citas bíblicas de Proverbios 22:6 e Isaías 55:11, dice que El Salvador está catalogada como una de las sociedades más violentas, no solo de América Latina sino del mundo, y es necesario admitir que el incremento del índice delincuencial se debe a contradicciones de factores socio-económicos, políticos y culturales, que no han logrado salvarse a pesar de los esfuerzos que hace el país por salir de una triste historia pasada.
La medida argumenta, como método, que la Biblia debería ser leída 10 minutos antes del inicio de clases en escuelas públicas y privadas y que correspondería al ministro de Educación reunirse con los líderes religiosos de todas las denominaciones, a fin de armar una especie de programa de lectura, así como que se facultaría a los progenitores a autorizar o no la asistencia de sus hijos a esas lecturas si así lo consideraran.
Según la propia nota de El Mundo, El Salvador está considerado uno de los países donde la presencia del cristianismo tiene más peso en la región, con la condena al aborto y a las prácticas homosexuales proscritas social y legalmente.
También plantea que, según una encuesta realizada a mediados de 2009 por la Universidad Centroamericana (UCA), menos del 9 por ciento de los encuestados se declaró agnóstico o ateo y, ante la pregunta de la eminente venida de Cristo dados los signos de los últimos tiempos, el 84 por ciento afirmó que sí, a la par que el mismo porcentaje aseveró haber sido sanado alguna vez por Dios.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
|