28 mayo 2010 por José Aurelio Paz
LA HABANA, Cuba – La labor de sensibilización y la capacitación para superar las relaciones injustas y desiguales entre hombres y mujeres, une, de manera estratégica y para llegar al mayor número de personas, el Programa de Mujer y Género del Consejo de Iglesias de Cuba (CIC) con la Pastoral de la Mujer y Justicia de Género, de la mesa nacional del CLAI en la Isla.
Según la reverenda Raquel Suárez, el programa viene dando continuidad a las sugerencias surgidas del I Encuentro ecuménico de reflexión bíblico-teológica y pastoral desde la problemática de la mujer, celebrado el pasado noviembre en el Seminario Evangélico de Teología, de la ciudad de Matanzas.
De modo que se han realizado, en este primer cuatrimestre del año, varios talleres de formación en articulación con otras organizaciones ecuménicas, a fin de aunar esfuerzos, saberes y recursos en aras de llegar a más líderes laicos y pastores de las iglesias-miembro del CIC y de la Mesa nacional del CLAI.
Esfuerzos que vienen avalados y apoyados, además, por el Instituto Cristiano de Estudios de Género y el Grupo de Reflexión y Solidaridad "Oscar Arnulfo Romero."
"Nuestro eje temático del año -dice Suárez, pastora de la Fraternidad de Iglesias Bautistas de Cuba – es la superación de la violencia de género intrafamiliar y social, vista desde las experiencias cotidianas, la reflexión bíblico-teológica, las ciencias sociales y la práctica pastoral transformadora."
Dichos talleres, celebrados en varias provincias del país, han integrado a mujeres y a hombres, de un amplio espectro denominacional, en el afán de enriquecer una pastoral de la familia, que parta de la realidad de las comunidades cristianas.
"La violencia se da, muchas veces, de manera sutil y se manifiesta en múltiples formas -acota la líder-, desde la agresión física hasta el maltrato sicológico, y tiene como origen las relaciones injustas y desiguales de poder entre los miembros de la familia y de la sociedad.
"En Jesús de Nazaret encontramos una alternativa en la concepción de los términos poder y autoridad como ejercicio del servicio y del amor hacia el prójimo. De modo que constituye nuestro paradigma de ser humano en cuanto a aspectos esenciales como el amor, el respeto y la dignificación, transgrediendo toda práctica o ley que aparte, oprima, excluya o condene. Los textos bíblicos nos ofrecen la oportunidad de ver el actuar de Dios a favor de los más débiles en situaciones de violencia familiar y sistema patriarcal, que se manifiestan en la historia de Israel, y cómo fueron enfrentados esos conflictos. Analizarlos en su contexto histórico-cultural nos ayuda a discernir la Palabra como liberadora y normativa."
Agrega que los talleres han develado que en los programas de mujeres, de hombres y de familia de las iglesias no siempre se tratan esos temas, ni se leen textos bíblicos que puedan alertar sobre tales situaciones de violencia intrafamiliar y social.
"Conocemos de mujeres heroínas como Sara, Miriam, Esther, Judith, María, la madre de Jesús, Martha y María, pero no hacemos protagonistas a otras que ni siquiera se recuerdan sus nombres," apuntó.
"De manera que hemos tomado también la historia de las hijas de Zelofejad; la reina Vasti; Tamar, la hija de David que fue sexualmente violentada por su medio hermano Admón; la mujer ciro-fenicia; los niños que se les quiso apartar de las enseñanzas de Jesús; y a las mujeres de las comunidades de Timoteo y Tito, condenadas al silencio y a la sumisión a sus esposos, entre muchas, y muchos otros relatos.
"De todo esto se desprende que la autoridad del varón y de la mujer en el hogar debe basarse en el modelo y la concepción que tuvo Jesús del poder. No confundamos el poder que ejercen ‘los reyes y gobernantes que se enseñorean, y dominan a las naciones y a los pueblos' a la hora de establecer relaciones familiares, interpersonales y sociales; porque Jesús nos dijo: ‘entre nosotros no será así. El más grande es el que sirve, el que ama su prójimo como así mismo, el que sufre, el que da su vida da por el amigo y la amiga...'
"El primer espacio donde debemos construir el Reino es el hogar y la familia, cosa que a veces se nos olvida o se nos hace difícil," concluyó Suárez.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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