20 mayo 2010
CIUDAD DE MÉXICO – México ocupa el primer lugar de secuestros, a nivel mundial, con más de 8 mil casos de raptos, cifra en la cual, según una nota del diario El Universal, no se cuentan los llamados "exprés" que, muchas veces no son denunciados, según reportó la empresa conocida como Grupo Multisistemas de Seguridad Industrial.
Las regiones del país donde más ocurre este tipo de delito son el Distrito Federal, el Estado de México, Sinaloa, Chihuahua y Guerrero, según las estadísticas de dicha compañía que lleva el record de los casos denunciados ante las autoridades locales de esos lugares.
Se explica, en un documento emitido por esa entidad y citado por el diario, que "el llamado secuestro exprés, a diferencia del tradicional, no retiene a las víctimas por largos periodos de tiempo, sino sólo por algunas horas y por tanto es más ‘rentable,' debido a que no requiere de un plan logístico o estrategia, así como la participación concertada de sólo dos o tres individuos que amagan a una persona a cambio de dinero o bienes."
Sigue comentando que, según el presidente de dicho grupo empresarial Alejandro Desfassaiux, presidente a su vez también del Consejo Nacional de Seguridad Privada, "Este tipo de operación delictiva es el que tiene una mayor incidencia por la alta rentabilidad que presenta y el bajo riesgo en relación al tráfico de drogas, por ejemplo." Y afirmó que si bien se iniciaron en la zona metropolitana de Ciudad de México, ahora se presentan en otras regiones pobladas del interior del país, como es el caso de Guadalajara, Jalisco, Morelos, Sinaloa, Chiapas, Guerrero, Michoacán y Oaxaca.
Si en principio se trataba de una estrategia que afectaba solo a altos empresarios y a personas de clase media y alta, ahora cualquier ciudadano resulta víctima del crimen, cuando apenas portar un buen reloj, un auto, o una cartera a la vista, resulta un detonante para que los criminales entren en acción.
Según el estudio presentado, en este tipo de secuestro, se afirma que el 80 por ciento de los delincuentes son varones; alrededor del 70 utilizaron un arma de fuego y los actos ocurrieron en plena calle con el único fin de obtener ganancias económicas. Mientras que de las víctimas, el 50 por ciento estaba entre los 18 y 35 años de edad; y en casi la totalidad se trataba de transeúntes.
Las autoridades religiosas del país han llamado la atención, en varias oportunidades al Gobierno, en torno al nivel de inseguridad que se vive, sobre todo, en las grandes ciudades, con el consabido peligro para la vida humana; cuando se precisa limpiar los órganos policiales de corrupción y ponerle coto a ese azote que no afecta solo a los ciudadanos mexicanos, sino, incluso, constituye un freno al desarrollo turístico del país.
Diversas organizaciones sociales también han hecho patentes sus reclamos sin que, hasta el momento, exista una respuesta de las autoridades que, al menos, de manera práctica constituya un freno a este tipo de delito.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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