19 mayo 2010
ESTADOS UNIDOS – El pozo de petróleo localizado a una profundidad de 500 metros y a 67 kilómetros de la costa de Louisiana, podría convertirse en un desastre ecológico que supere el ocurrido en el Golfo de México en 1979, si no se detiene a tiempo el derrame de cinco mil barriles diarios, cuando la emergencia lleva más de 27 días sin poder ser controlada.
Según científicos y ecologistas de ambos países, la cantidad podría llegar a ser hasta 10 veces mayor y el vertimiento de hidrocarburos daría lugar a uno de los más grandes desastres ecológicos del Planeta.
Uno de los expertos en el ecosistema costero de los Estados Unidos, el doctor John Day, de la Universidad Estatal de Louisiana, ha afirmado que si el hidrocarburo llegara al delta del río Mississippi acabaría con los humedales, de una profundidad menor a los dos metros, catalogados como los más importantes y extensos del país.
Aunque otro investigador mexicano ha afirmado que, por el momento, la descarga de agua dulce del caudaloso río a la costa pudiera funcionar como barrera que evite la entrada del petróleo a la zona de los humedales y a las playas de Louisiana, donde los Estados Unidos garantizan el 80 por ciento de la pesca del país.
Las corrientes marinas que provienen del Golfo de México dispersan la mancha petrolífera en una especie de bifurcación, en la cual una parte se desplaza hacia la costa de Alabama y la Florida y la otra hacia el norte de Texas, a pesar de que han sido colocados químicos dispersantes que pudieran disminuir el impacto de la tragedia ecológica al ecosistema de ambos países.
Sin embargo, la mexicana Adriana Quintero, directora de la Onda Verde, afirma que el millón de litros de dispersantes utilizados en tal acción puede afectar no solo al personal encargado de la limpieza de la zona, sino, además, a las capas habitables más profundas del mar y a los arrecifes coralinos, por los compuestos que generan. Esas sustancias no desaparecen el petróleo, solo provocan rompimientos en las partículas del crudo, de manera que puedan ser digeridos por microorganismos, que se reproducen por el fenómeno, de manera más fácil.
Mientras que el científico español Manuel Ferrer, quien descifró el genoma de una bacteria capaz de ingerir el petróleo, aunque no en la totalidad de sus componentes, dijo que esos microbios solo pueden actuar en la superficie marina.
Si bien las guardias costeras de México y los Estados Unidos están colaborando y en alerta ante el fenómeno, la productividad de las costas, la pesca y las variaciones en el complejo ecológico de esa franja se verán afectadas, de manera severa, a lo cual se sumarían las afectaciones la industria del turismo.
Organismos ecologistas afirman que, durante años, se ha venido advirtiendo a las distintas administraciones de las consecuencias de la extracción petrolera en aguas profundas sin que se tomen medidas, lo cual evidencia nexos entre las petroleras y el gobierno.
Coinciden, además, en que si ya se había puesto de manifiesto ante el paso del huracán Katrina la incapacidad gubernamental para asumir este tipo de contingencias, ahora se reafirma, cuando la mayoría de los esfuerzos se destinan y se concentran en la industria de la guerra.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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