10 mayo 2010
CIUDAD DE MÉXICO – La Iglesia Católica mexicana rindió ayer homenaje a las madres que viven con dignidad su maternidad, cuando, según palabras del obispo Felipe Arizmendi durante la misa del domingo en la Catedral Metropolitana de esta capital, es lamentable que algunas mujeres hayan degenerado su maternidad, "haciéndose asesinas de sus propios hijos," al utilizar la práctica del aborto.
De igual modo fue resaltado su papel como defensoras de la vida y educadoras del hogar "por lo cual deben ser protegidas y honradas por todos," y se hicieron peticiones porque las madres tengan mayor presencia en las transformaciones de la sociedad, propiciándoles suficientes espacios participativos, también, dentro de la Iglesia.
Arizmendi dijo que rendirles honor "es aceptar al ser humano en la plenitud de su verdad y en toda su dignidad, ya que todo hombre y mujer comienza siéndolo desde las entrañas de su madre." Razón por la cual, expresó, que toda dignificación de ella comienza por el respeto a las progenitoras y el culto al milagro de la maternidad.
Mientras tanto, y a contrapelo de lo que defiende la Iglesia, se afirma que en México crece el número de abortos, cuando el 15 por ciento de las embarazadas son adolescentes y aumenta, de manera vertiginosa, el número de madres solteras, más como parte de los niveles de pobreza del país que de los conceptos sobre el tema de modernidad y liberación femenina.
Durante la homilía también se argumentó, con firmeza, la convicción de que la base de los derechos humanos está, precisamente, en defender la vida desde el mismo vientre biológico, en el papel de la madre como factor esencial y unificador de la familia, cuando la maternidad conduce "a una comunión especial con el misterio de la vida."
Así mismo se destacó que la Iglesia Católica continuará insistiendo, además del papel tradicional de la mujer, en ser "instrumento de personalización y construcción de la nueva sociedad."
En otros órdenes, una encuesta realizada por la Procuraduría Federal del Consumidor (PROFECO), dio como resultado la negativa de muchas madres mexicanas negadas a que le regalen en su día efectos electrodomésticos (que acentúan la visión de la mujer atada, de modo exclusivo, al hogar), cuando las cifras de este tipo de compras alcanzan el 70 por ciento de las ventas por esta fecha; mientras se hacía la pregunta si los regalos a las madres constituyen, realmente, parte del homenaje, de una costumbre, o son una obligación.
Así mismo, en los cementerios y como parte de la tradición mexicana, muchas familias se reunían en torno a las tumbas de sus madres, para recordarlas con una suculenta comida compartida allí mismo, en pleno camposanto y en un ambiente festivo como parte de la identidad de ese país.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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