10 mayo 2010 por Annegret Kapp
El tira y afloja internacional sobre los niveles umbral de las emisiones de dióxido de carbono y otros instrumentos destinados a frenar el empeoramiento del cambio climático ha causado últimamente un gran revuelo, pero ha dado pocos resultados. Por lo tanto, la comunidad internacional debe prepararse ahora para atender a aquellos que se verán forzados a dejar sus hogares a consecuencia del cambio climático.
A medida que el clima mundial cambie, millones de personas quedarán desarraigadas debido a la subida del nivel del mar, acontecimientos climáticos extremos, sequías y la escasez de agua. Si bien muchos actores -que van desde los consultores en desarrollo a los expertos en seguridad- han ido incluyendo este hecho en su discurso, la comunidad internacional, hasta ahora, ha hecho muy poco por proteger los derechos de los "refugiados climáticos."
Cuando se trata de la migración ocasionada por el cambio climático "todo el mundo sigue la corriente y defiende su propio programa," dijo el profesor Dr. Frank Biermann, experto en gobernanza medioambiental mundial, en el discurso de apertura de una conferencia que tuvo lugar recientemente en Ginebra, Suiza.
Según el profesor, incluso los expertos en medio ambiente han aprovechado el hecho de que es probable que algunas islas del Pacífico queden sumergidas a finales del siglo XXI para hacer hincapié en la urgencia del problema: "Para ellos, Tuvalu es el canario en la mina de carbón."
"Para incluir los derechos de estas poblaciones vulnerables en la agenda de la comunidad internacional debemos tender puentes entre el mundo académico, las organizaciones de la sociedad civil, los gobiernos y las iglesias que trabajan en la cuestión del cambio climático," explicó el Dr. Guillermo Kerber, encargado del programa del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) sobre el cambio climático. Ese fue el propósito de la conferencia del 3-4 de mayo organizada por el CMI, la Conferencia de Iglesias del Pacífico (CIP) y el organismo protestante alemán de desarrollo Pan para el Mundo.
"Soy consciente del gran trabajo que debe llevarse a cabo para crear un lenguaje que se escuche en los pasillos del poder, pero he venido aquí con fervorosa esperanza," dijo Peter Emberson, responsable de campañas sobre el cambio climático de la CIP, en la apertura de la conferencia.
Refugiados, migrantes y desplazados
Encontrar las palabras adecuadas para describir a aquellas personas que se verán forzadas a dejar sus países a causa del empeoramiento de las condiciones climáticas es la primera dificultad que entraña el camino hacia el reconocimiento de su protección por el derecho internacional.
La terminología de las Naciones Unidas establece sutiles distinciones entre migrantes, refugiados y desplazados internos (IDPs, por sus siglas en inglés), en función de cómo y por qué se ha producido su desplazamiento: ¿Cruzaron fronteras internacionales? ¿Fueron objeto de persecución? ¿En qué medida existía una amenaza contra sus vidas y sus derechos humanos?
"Les llamamos refugiados climáticos porque buscan refugio. Este es el término que mejor expresa la urgencia de la cuestión," afirmó Saudia Anwer, coordinadora de prevención y sensibilización de la Red sobre el Cambio Climático de Bangladesh. Su ponencia sobre los efectos del cambio climático en su país ilustró la necesidad de comprender el vínculo entre el desplazamiento dentro y a través de las fronteras nacionales, así como entre migración forzada y voluntaria.
Señalando una fotografía de personas que tuvieron que huir de sus hogares en la costa de Bangladesh, Saudia Anwer explicó que "de repente el agua llegó alpueblo y obligó a sus habitantes a abandonarlo."
Escenas similares se ven, ya ahora, cada año en Bangladesh, pero cada vez afectan a más gente, añadió Anwer, quien también dijo: "Para nuestro país no será posible rehabilitar a todas las personas que se verán forzadas a migrar."
Una gran exigencia legal y moral
Según el experto en política medioambiental Biermann, se precisa un régimen específico para los desarraigados por el cambio climático.
Las personas afectadas comparten una serie de características que las sitúan aparte de las categorías de refugiados políticos y migrantes económicos elaboradas en el pasado: "los refugiados climáticos" no podrán volver a sus países tras un asilo temporal. Es probable que migren en grandes cantidades, colectivamente y de forma relativamente predecible.
Y, más importante aún, tienen una gran exigencia legal y moral frente a la comunidad internacional, puesto que las naciones más ricas del mundo son las principales causantes de sus problemas.
Por este motivo, Biermann considera que es necesario crear "un nuevo instrumento legal especialmente adaptado a las necesidades de los refugiados climáticos, así como un mecanismo de financiación separado," tal como un protocolo a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).
"En el Pacífico el reasentamiento ya es una realidad," dijo Emberson de la CIP. Como ejemplo, citó a los habitantes de las Islas Carteret, cuya evacuación fue decidida por el gobierno de Papúa Nueva Guinea en el año 2003.
El proceso en curso de reubicación en 14 etapas puesto en marcha es completo, pero podría mejorarse el acompañamiento psicosocial tanto a los desplazados como a las comunidades de acogida de Bougainville, su nuevo hogar, explicó Emberson.
La Conferencia de Iglesias del Pacífico subraya la necesidad de integrar a las personas afectadas en la toma de decisiones, una opinión compartida por la Dra. Jeanette Schade, investigadora del Centro de Migración, Ciudadanía y Desarrollo de Bielefeld.
Schade presentó un estudio de caso sobre Mozambique, donde el gobierno reubicó a miles de familias que vivían en áreas sujetas a inundaciones en asentamientos situados a una mayor altitud. El traslado se combinó con un ambicioso plan destinado a mejorar las vidas de los afectados ofreciéndoles mejores viviendas, escuelas y servicios de saneamiento.
Sin embargo, una serie de estudios que se llevaron a cabo en 2008 revelaron que muchas de esas personas habían regresado a vivir al valle porque era más fértil. No se habían tenido en cuenta los conocimientos locales sobre las necesidades de los habitantes y los mejores lugares para el reasentamiento, expuso Schade.
La comunidad internacional deberá aprender rápidamente éstas y otras lecciones sobre cómo proteger los derechos de los refugiados climáticos. Pero, a juzgar por la falta de acción respecto a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, los políticos necesitarán aún cierta presión antes de que se pongan manos a la obra.
Escuche las entrevistas a Peter Emberson y a Frank Biermann: http://www.oikoumene.org/index.php?id=2267&rid=f_13684&mid=2124&aC=63bab3c8&jumpurl=1.
Labor del CMI sobre el cambio climático: http://www.oikoumene.org/index.php?id=2267&rid=f_13684&mid=2124&aC=63bab3c8&jumpurl=2.
Labor del CMI en materia de migración y justicia social: http://www.oikoumene.org/index.php?id=2267&rid=f_13684&mid=2124&aC=63bab3c8&jumpurl=3.
Consejo Mundial de Iglesias Annegret Kapp, editora de la web del CMI, es miembro de la Iglesia Evangélica en Württemberg, Alemania.
|