Published by the Queens Federation of Churches
Dialoga CLAI Sobre Cooperación Ecuménica Y Proyectos De Solidaridad Con Haití

8 febrero 2010

ARGENTINA – Convocados por la Mesa Nacional CLAI-República Dominicana, y con el apoyo de la Secretaría Regional de CLAI para Caribe y Gran Colombia, se realizó en la primera semana de febrero una importante reunión para dialogar sobre la cooperación ecuménica y los proyectos de solidaridad con el sufrido pueblo de Haití.

Del cónclave participaron los y las líderes de las Iglesias de CLAI en República Dominicana, el Servicio Social de Iglesias Dominicano, referentes de Cristian AID, ACT-ALIANZA y Alianza de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina (AIPRAL).

La reunión, dirigida por la reverenda Geovanny Santana, moderadora de la Mesa Nacional y miembro de la junta directiva del CLAI, estuvo integrada, además, por representantes de la Iglesia Metodista Libre, la Iglesia Episcopal Dominicana, la Iglesia Evangélica Dominicana – gracias a cuyas facilidades se celebró la reunión – las Iglesias de Dios y las Iglesias Bautistas de ese país. También las pastorales del CLAI allí dijeron presente: la de Mujeres y Justicia de Género, la de Jóvenes y el Programa de Ciudadanía Ambiental y de Salud.

Durante el encuentro se compartió, ampliamente, sobre las acciones solidarias realizadas desde las iglesias y organismos en República Dominicana y sobre el impacto del terremoto en las denominaciones religiosas de Haití. Las Iglesias de Dios perdieron su obispo y están acompañando un campamento con 6 mil personas. Los metodistas relatan que perdieron a cuatro misioneros que recién llegaban al país la misma mañana del día del terremoto. El dolor permea cada relato, pero más aún las muestras de solidaridad a las que también el CLAI está acompañando. Los representantes de la Iglesia Evangélica Dominicana, desde su experiencia previa de trabajos que ya venía realizando con los inmigrantes Haitianos en territorio dominicano, lleva ya realizados 12 viajes para entrega de alimentos, medicinas y, fundamentalmente, agua a la población fronteriza y de Puerto Principe.

El Servicio Social de Iglesias Dominicanas y su director ejecutivo, el reverendo Lorenzo Mota King, están dando un excelente servicio a las congregaciones en el desafío de coordinar la ayuda hacia Haití. Ejecutivos y obispos, presentes en la reunión, expresaron un contundente respaldo al organismo ecuménico dominicano. Como expresara el coordinador de WCS, la palabra clave en la situación actual es "coordinación" y a esto se ha volcado el SSID, el cual está desarrollando una tarea fundamental de apoyo a las iglesias del país y, también, a organismos internacionales. Su colaboración fundamental es dar respaldo logístico y servir de enlace con las iglesias en Haití para permitir que los suministros (agua, medicinas, plantas de purificación de agua, tiendas de campaña...) lleguen, directa y organizadamente, a las personas necesitadas desde sus propias organizaciones. Este trabajo es posible gracias a la existencia de grupos de Diálogo Haitiano Dominicano, creados en en los años previos.

Actualmente, desde el SSID, se está enviando un furgón diario de suministros y ya se han distribuido más de 80 mil botellas de agua; se ha creado, en una escuela, un Centro de Servicio de Salud y de acopio de medicinas. Estas coordinaciones están permitiendo la atención de unas 25 mil personas, diariamente, en seis puntos de distribución que se han coordinado en distintas áreas de la capital. El Servicio Mundial de Iglesias, Christian AID, y otras agencias europeas y norteamericanas de las iglesias, están dando una importante colaboración en estas iniciativas.

Es de resaltar la generosidad de las denominaciones dominicanas, quienes han puesto al servicio de esta situación espacios e infraestructura que ya tenían en la frontera y donde ahora se provee alojamiento a las personas, que van y vienen, para ayudar a la población de Puerto Príncipe. Tres días a la semana se provee de transporte para movilizar los equipos de primera respuesta y a los voluntarios, además de personas de las agencias que están para realizar sus trabajos de asistencia y asesoría.

Las iglesias se destacan, en cuanto a su organización, en la distribución de las ayudas y dar el ejemplo de cómo trabajar desde la equidad, la justicia y la solidaridad. Pero la ayuda aún es superada por la necesidad. Como expresó el reverendo Mota King, Haití no tenía nada y, de repente, lo perdió todo. Sin embargo, cada ayuda, cada donativo, cada mano movilizada en solidaridad, es importante.

El desafío al presente sigue siendo dar respuesta inmediata a la situación de la devastación y asegurar el acceso de la población al agua, la alimentación y la salud. Sin embargo ya se comienza a percibir que los problemas posteriores a esta etapa no serán menores, pues la pobreza acrecienta todas las consecuencias de la devastación. La población sobreviviente tendrá, además de la pobreza y las carencias, que atender a un alto número de discapacitados, huérfanos, viudas, personas en duelo y condiciones psicoemocionales.

Por otra parte, ya se está viendo una gran movilización de ciudadanos en búsqueda de alguna salida a su situación. Se calcula que, actualmente, hay unas 350 mil personas desplazándose a otras ciudades y hacia el país vecino en la búsqueda de alguna esperanza, pero consigo llevan el dolor, el duelo, la pobreza y la discriminación que tantas veces sufren las y los desplazados. Programas de salud, de agua, de infraestructura y de desarrollo serán vitales para los próximos meses.

Las iglesias son desafiadas -como expresara Jasmine Huggins, de Christian AId- a seguir respondiendo a la necesidad urgente de este momento y seguir enviando suministros para las primeras necesidades, lo cual están realizando con suma generosidad. Pero pronto la necesidad también mostrará otros asuntos a atender y deberemos "acompañar, recibir y acoger a las poblaciones desplazadas y asegurarles, también a ellos sus derechos básicos y fundamentales."

El secretario regional del CLAI, reverendo Jorge D. Zijlstra, afirmó: "Las y los desplazados, en los diversos lugares del mundo, son quizás de los más vulnerables en cuanto a sus derechos y a la dignidad de sus vidas, y si las iglesias no les defienden ¿quién lo hará?

"Las Iglesias, en la búsqueda de efectividad, necesitan hacer lo que saben o lo que nadie más quiere hacer; en este caso el acompañamiento, la consolación, la solidaridad y la protección de la dignidad de la vida de las personas. Ésta es la especialidad de las comunidades cristianas abiertas al servicio y la cooperación solidaria," afirmó Zijlstra.

Los participantes de la reunión acordaron propiciar la creación de un Centro de Asistencia y Defensoría de Desplazados por el Terremoto, el cual brindaría, desde la frontera haitiano-dominicana, ayuda psicológica, pastoral, médica y legal a esta población. El acompañamiento, la consolación y la solidaridad son parte de la identidad del movimiento ecuménico latinoamericano y uno de sus más importantes aportes a lo largo de su historia.

Así mismo las mujeres de CLAI afirmaron su compromiso de seguir desarrollando un programa ya activo de acompañamiento y consolación en los hospitales fronterizos, la cual están haciendo desde los primeros días de ocurrido el terremoto.

Por otra parte, aunque aún se esté en la primera etapa de respuesta al desastre, ya debe tenerse en cuenta, en el pensamiento y en la acción, que "todas las iniciativas que se vayan afirmando deben moverse hacia una estrategia que privilegie y respete las redes y los liderazgos autóctonos, a los cuales hay que dotar de poder," según indicara el secretario regional del CLAI. "Servir desde el amor, y con los valores que tenemos, es pertinente, pero hacerlo para buscar resultados "misioneros" y "evangelismos" sería tan vergonzoso y falto de ética como la conquista armada de un país destruido. Es esencial la ayuda internacional, porque el desafío aparece gigantesco, mas no importa cuán grandes sean los problemas, siempre habrá fuerzas en la comunidad y debe trabajarse desde ella.

"América Latina ya vio los resultados del trasplante de modelos y formas sin atención a los contextos y a las comunidades. Damos gracia a Dios porque vemos que el equipo de personas que se está volcando al servicio en esta primera etapa no ha venido a cambiar "pan o agua por la Palabra," sino a encarnar el mensaje de la hermandad desde una acción de servicio comprometido y solidario. Damos gracias a Dios, también, por cada uno de aquellos y aquellas que se ofrecen a sí mismos, sin más intereses que el de dar esperanza y contribuir a mejorar la vida de aquellos que más sufren."

Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación

 

 


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Last Updated February 13, 2010