21 enero 2010 por José Aurelio Paz
LA HABANA, Cuba – "Muchas personas con discapacidad, problemas de salud y necesidades de medicamentos, viven hasta ahora sin ningún tipo de atención," afirma en un correo electrónico el joven misionero cubano Ezequiel Batista, quien se encuentra en Haití, desde hace dos años, trabajando allí el tema de la discapacidad.
El pastor cubano de origen haitiano y graduado del Seminario Evangélico Los Pinos Nuevos en Cuba, expone que sostuvo un encuentro con un funcionario del Estado de allí, quien le atendió en plena calle, pues su oficina también fue destruída, manifestándole que la situación de las personas con discapacidades resulta doblemente difícil, aunque aún no se poseen cifras exactas de manificados en este sentido.
Expuso que también se entrevistó con la actual directora de la Misión Médica Cubana, quien le prometió colaborar en todo, a partir de la llegada de 350 médicos de la Isla y un grupo de estudiantes de medicina, oriundos de Haití, que cursan la carrera en Cuba.
"Prácticamente todas las instalaciones nuestras fueron destruidas, desde la oficina que atiende a las personas ciegas, la escuela para personas con discapacidad, el Centro Trinidad de Reabilitación, la Oficina del Estado para la Integración de Personas con Discapacidad y la casa de muchos de nuestros trabajadores..." informa Batista.
Por su parte el también cubano y reverendo Noel Fernández Collot, actual representante por América Latina de la Red Ecuménica de Defensa de las Personas con Discapacidades (EDAN, según sus siglas en inglés) del Consejo Mundial de Iglesias, informó que el misionero se encuentra, en estos momentos, junto a un representante de la Church World Service, haciendo una evaluación de los daños para encausar la ayuda de la forma más pertinente; e hizo un llamado a sensibilizarse con la situación de ese páis: "Todo lo que, desde nuestras posiciones, podamos hacer por Haití siempre será poco. Se necesita toda la acción solidaria disponible y toda la oración intercesora que, como individuos y entidades, podamos hacer. Exhortamos a todas las personas de las iglesias a colocar en sus agendas de acción y oración a este sufrido pueblo," dijo.
Fernández también valoró la labor del misionero Batista, junto a su esposa, de encomiable en el desarrollo de una labor de sensibilización en torno al tema de la discapacidad, cuando su alcance ha rebasado los límites de las iglesias, al punro de que la Secretaría de Estado para la Integración de Personas con Discapacidad y hasta el presidente del país, René Prebal, le habían recibido en el Palacio Presidencial para intercambiar criterios, antes de que ocurriera el sismo que le ha cambiado la vida al país. Al momento de ocurrir la tragedía, ambos misioneros se encontraban en Santo Domingo sensibilizando también a las congregaciones de allí.
Todo parece indicar que una de las grandes secuelas del terremoto será, precisamente, el desmedido incremento de ciudadanos con discapacidad a partir de que la crítica situación sanitaria hace que a personas que, en otras circusntancias, se les colocaría un yeso por una fractura, ahora le es amputada alguna extremidad, como único recurso para evitar la muerte ante las infecciones.
Según reportes médicos, el 90 por ciento de los heridos son llevados a salas de operaciones improvisadas, donde alguno de sus miembros le es cercenado. Los galenos afirman que se este proceso quirúrgico se ha multiplicado debido a las urgencias, mientras que decenas de miles de pacientes permanecen en parques y jardines, por la falta de capacidad hospitalaria.
Para que se tenga una idea, solo en el Renaissance se realizaron 45 amputaciones en tres días y, en la mayoría de los casos se hicieron sobre un mostrador revestido de azulejos, bajo un techo de cinc y en los jardines del hospital, donde la esterilización no resulta un elemento primordial, cuando ya todas las heridas llegan infectadas.
Para muchos haitianos esta realidad es sobrecogedora. Si era difícil buscarse la vida en país tan pobre, teniendo íntegros manos y pies, cómo será en el futuro con una limitación física, consecuencia de la tragedia, además de la carencia de una infraestructura material que les permita una vida digna.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
|
|