28 octubre 2009 Víctor Liza Jaramillo
LIMA, Perú – La Pastoral de la Mujer y Justicia de Género (PMJG) del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) instó a las iglesias del continente a asumir, desde la perspectiva del evangelio, la promoción de los derechos humanos, en especial de los de las mujeres.
Reunidas en Lima del 3 al 7 de octubre, las integrantes de la PMJG plantean que las iglesias se preocupen por la defensa de los derechos de las mujeres, "especialmente en el tema de la violencia doméstica, VIH-SIDA y discapacidad, para que el Reino de Dios siga extendiéndose en nuestra tierra."
Sobre el tema de los derechos sexuales y reproductivos, manifestaron que este asunto "se presenta como un fuerte desafío" que debe ser atendido por las iglesias, "debido al aumento de las infecciones de transmisión sexual (ITS), los abortos clandestinos, el alto índice de embarazo en adolescentes, la feminización del VIH-SIDA, y su estigmatización en la sociedad e iglesia."
También expresaron su preocupación por el tema de las migraciones, las cuales se dan en su mayoría en países como Bolivia, Ecuador y Perú, cuyos habitantes tienen que dejar sus lugares de origen por las pocas posibilidades de trabajo y por eso se trasladan a otros países.
La PMJG expresó que este tema ha ocasionado varios problemas, como son "la desintegración familiar, nuevos modelos de familia, un gran número de mujeres asumiendo el rol tanto de madre como de padre de familia y una pérdida de identidad cultural y social."
Por ello, advirtieron que las migraciones colocan a la iglesia y a la sociedad "un nuevo desafío que va más allá de patrones moralistas y exige una pastoral solidaria y de acompañamiento."
Además, denunciaron que las mujeres de América Latina "viven discriminación y exclusión," y que las más empobrecidas son las indígenas y campesinas, y aquellas que tienen discapacidad. "Las mujeres seguimos cumpliendo una doble y triple jornada de trabajo" aseguraron, y a la vez manifestaron que siguen siendo discriminadas "en muchos espacios laborales, familiares y eclesiales."
Si bien es cierto reconocieron que tanto en la sociedad como en las comunidades de fe "hemos dado pasos significativos para lograr que hombres y mujeres tengamos espacios justos y equitativos," consideraron que esto no es suficiente, puesto que no se ha garantizado para las mujeres "el acceso igualitario de oportunidades, puestos de decisión y liderazgo y pleno ejercicio de derechos"
Ante esta situación, consideraron que el concepto de la ciudadanía "debe enmarcar condiciones de participación y de toma de decisiones, pues no solamente se necesitan buenas intenciones, sino una voluntad política para que estos cambios puedan concretarse." De lo contrario, la pobreza y a la exclusión seguirán teniendo "un rostro femenino."
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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