19 octubre 2009
BRASIL – Los obispos remitieron a los sacerdotes un instructivo para que estimulen la participación de esas parejas en la vida parroquial, a fin de que no se sientan "católicos de segunda." La sangría de fieles hacia otros credos es el detonante. Debate.
La prensa brasileña dio amplia difusión a la decisión de la Conferencia Episcopal Nacional (CNBB) de analizar en su reunión del próximo viernes en Curitiba cómo estimular la participación en las misas de los católicos divorciados y vueltos a casar por el rito civil. El tema agita la vida de los movimientos católicos y la propia Iglesia en forma creciente. Los sondeos demuestran que en las sociedades occidentales la mayoría de los fieles está a favor de su completa incorporación en la vida religiosa, levantándoles la prohibición de recibir algunos sacramentos, como el de la comunión.
En su visita a Brasil, en mayo de 2007, el Papa reiteró la posición contraria a cualquier apertura. Los católicos divorciados y vueltos a casar por civil no están fuera de la Iglesia, pero más o menos. Sin dudas que se sienten católicos "de segunda."
La única alternativa que acepta el Vaticano es que las parejas vivan "como hermanos," es decir sin convivencia sexual, para ser admitidos a la confesión y poder comulgar.
Los obispos brasileños enviarán a los párrocos del inmenso Brasil folletos con instrucciones, para que estimulen la participación de las parejas con al menos un divorciado vuelto a casar en las actividades parroquiales.
El tema ha causado su impacto, aunque no sorpresa, en las cumbres vaticanas, que hace un tiempo recibieron un pedido multitudinario de curas brasileños contra la obligación del celibato. El mismo "ministro" del Papa, el cardenal Claudio Hummes, venido de tierras cariocas a Roma, se pronuncio en favor de una posición más flexible de la Iglesia con relación al celibato, pero fue llamado de inmediato al orden y debió desmentirse.
En Italia, bastión del Papa conservador, el tema se reactualizó hace poco a raíz de la difusión de un libro con un diálogo entre dos famosos religiosos: el cardenal Carlo María Martini, arzobispo emérito de Milán, y el creador y animador del Hospital San Raffaelle de Milán, el sacerdote Luigi Verzé, de gran influencia cultural en el norte de Italia.
"Liberemos a los divorciados de la última cadena," propone en un artículo así titulado por la columnista y escritora Isabella Bossi Fedrigotti en el diario "Corriere della Sera" de la capital lombarda.
El cardenal Martini y don Verzé coincidieron en su diálogo en auspiciar que la Iglesia se decida algún día por conceder los sacramentos a los divorciados vueltos a casar. "He aquí la piedra del escándalo, la pequeña gran revolución que numerosos en todo el mundo esperan desde hace tiempo, con frecuencia en el sufrimiento más profundo," escribe Bossi Fedrigotti.
También en Italia la mayoría de los fieles están a favor de normalizar la situación de este sector del mundo católico concediendo los sacramentos a los divorciados vueltos a casar. En muchos temas la Iglesia va de contramano con sus propios creyentes y éste es uno de los que más hieren la sensibilidad de muchos cristianos. Pero con el actual Papa no habrá ningún cambio de fondo en la posición ultraconservadora de la Iglesia. Habrá que esperar al próximo pontífice, que tal vez sea un cardenal brasileño, porque eso también se susurra, más que se habla, en los pasillos vaticanos.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación Fuente: Clarín cit. en Valores Religiosos
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