12 octubre 2009 por Por Juan Michel
Si bien a veces derivan en amargas sesiones de reproches mutuos, las reuniones de familia pueden ser también momentos de feliz reencuentro entre quienes se quieren bien y reconocen cuánto tienen en común a pesar de sus diferencias. Cuando las que se reúnen son las iglesias cristianas, las cosas no son muy diferentes.
"Encontré una querida familia extensa," dijo Susan Durber, una pastora reformada y académica feminista británica, hablando ante la Comisión Plenaria Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) reunida en Creta del 7 al 13 de octubre.
Integrada por 120 teólogos y teólogas provenientes de todas las regiones del mundo y oficialmente designados por las iglesias miembros del CMI, la Iglesia Católica Romana y otras iglesias, la Comisión es considerada como el más amplio foro mundial de diálogo teológico por la unidad de las iglesias cristianas.
Durber no se refería a ningún azaroso descubrimiento de parientes suyos hasta entonces desconocidos, sino a uno de los actuales proyectos de estudio de la Comisión, proyecto del cual Durber es comoderadora.
Llamado "Fuentes de autoridad: Tradición y tradiciones," el proyecto apunta a examinar la forma en que las iglesias utilizan sus fuentes de autoridad – la Biblia, las tradiciones de las diferentes iglesias, entre otras – en la elaboración de su teología y en la orientación de su práctica.
En su primera fase, el estudio se centró en los así llamados Padres de la iglesia. O, en otras palabras, los "maestros y testigos" de la iglesia de los primeros siglos. Algunos de ellos, como Ireneo de Lyon o Juan Crisóstomo, portan nombres no del todo desconocidos para el cristiano medio; otros probablemente le resultarían perfectamente ajenos.
De hecho, la manera en que distintas iglesias tratan a los Padres y el rol que éstos ocupan en las respectivas teologías y enseñanzas varían enormemente. Al punto de que los miembros del grupo ecuménico que lleva adelante el estudio pudieron decir, en un informe que sumariza su trabajo: "A veces sentimos que habitamos en mundos diferentes."
No reliquias del pasado, sino parte de una comunidad viva
Sin embargo, mundos ajenos a veces se conectan. "No puedo ser yo misma sin ellos," dice Durber refiriéndose a su recién descubierta "familia extensa," a pesar de que, dada su tradición reformada, hasta ahora los Padres no habían sido "una fuerza viva" en su vida de fe.
"A medida que ahora me involucro con los maestros y testigos de la iglesia primitiva, nuestros progenitores comunes," continúa Durber, "mi fe es puesta a prueba y enriquecida por la de ellos."
Pero el proceso no está exento de complicaciones. Durber reconoce sentir cierta "incomodidad" al entrar en "el espacio que ellos habitan." En los escritos de los Padres se encuentran referencias – por ejemplo a los judíos, a la práctica del esclavismo o a las mujeres – que deben ser leídas de manera crítica, dice. "Se trata de discutir y hasta pelear con ellos, como en cualquier familia." En particular, Durber reivindica el derecho a una lectura crítica desde un punto de vista feminista.
Por su parte Aimee Moiso, una joven pastora presbiteriana que es vicemoderadora de la Comisión Fe y Constitución de las iglesias estadounidenses, no oculta sus dudas sobre la relevancia del enfoque para su contexto. "En mi iglesia -explica- los mayores conflictos se dan en torno a temas sociales y la autoridad e interpretación de la Biblia en relación con aquéllos."
Por eso, Omiso no está segura "de que un estudio de los Padres de la iglesia tenga algo especial que ofrecer a la búsqueda de la unidad de las iglesias en los Estados Unidos."
Sin embargo, los miembros del grupo ecuménico de estudio sostienen que, para iglesias que tratan de superar sus divisiones, redescubrir a los Padres puede ser "una fuente de unidad." La escucha atenta y en común de lo que ellos tienen para decir "daría forma a una identidad cristiana ecuménica y contribuiría a un vocabulario [ ... ] común entre las iglesias distanciadas."
Para el académico y sacerdote ortodoxo ruso Kiril Hovorun, el estudio de los Padres ayudaría a "dejar de lado prejuicios e ideas equivocadas sobre nosotros mismos y los demás." (Hovorun habló en Creta como suplente del co-moderador ortodoxo del grupo de estudio, arzobispo Hilarion, de la Iglesia Ortodoxa Rusa.)
Además, según Hovorun, apoyar los resultados de los diálogos ecuménicos con perspectivas tomadas de los Padres de la iglesia "es crucial para que aquéllos logren una más amplia aceptación," especialmente entre iglesias que tienen a los Padres en especial estima.
De lo que no se trata, agrega Hovorun, es de "usar a los Padres como armas contra otras tradiciones cristianas, ni tampoco para la auto propaganda." Los Padres "son más grandes que eso," dice.
Tampoco es cuestión de una vuelta romántica al pasado por el pasado mismo. Por un lado, la "autoridad" de los Padres se basa en su "autenticidad e integridad," dice Durber. En una época de "sufrimiento, lucha y martirio," ellos vivieron sus vidas "con integridad y santidad, frecuentemente sufriendo o incluso muriendo por su fe."
Por el otro lado, como afirma el moderador de la Comisión Fe y Constitución, metropolitano Vasilios, de la Iglesia de Chipre, desde el punto de vista ortodoxo, la veneración de los Padres y Madres de la iglesia "no equivale a retornar al pasado, ya que se los entiende como estando presentes." También para Durber, al estudiar sus obras y sus vidas se percibe "la realidad viviente de la comunión de los santos."
Escuchar otras voces
La revaloración del lugar de los progenitores comunes en la fe y su potencial ecuménico no implica otorgarles un papel exclusivo, ni mucho menos.
"Continuamos afirmando a las Escrituras como la fuente y testigo preeminente de nuestra fe," señaló el grupo de estudio. Sin embargo, el apego a la ‘sola Biblia' "no debe ser utilizado para limitar las maneras en que las tradiciones que hemos heredado pueden dar testimonio del Evangelio."
De hecho, el grupo de estudio recomienda "ampliar el espectro integrando las grandes figuras masculinas y femeninas de nuestras respectivas tradiciones, como Juan Wesley, Catalina Booth, Martin Luther King o Teresa de Lisieux."
Para Pablo Andiñach, un académico y pastor metodista argentino que es miembro del grupo ecuménico que lleva a cabo el estudio, el círculo debe ampliarse aún más. Las comunidades cristianas en América Latina, dice, han aprendido la importancia de "reflexionar sobre la práctica eclesial y la realidad del continente." Según Andiñach, "autoridad tiene quien nos ayuda a entender los desafíos que enfrenta la iglesia."
La cuestión crucial en el diálogo ecuménico es, sostiene John Hind, obispo de la Iglesia (Anglicana) de Inglaterra, "si las iglesias son capaces de comenzar a reconocer mutuamente los maestros y testigos en sus respectivas tradiciones."
Consejo Mundial de Iglesias Juan Michel es encargado de prensa del CMI.
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