7 agosto 2009 Por Guillermo Meléndez
SAN JOSÉ, Costa Rica – Un comentario del teólogo Tissa Balasuriya , del Centro para la Sociedad y la Religión, de Sri Lanka, plantea que "La tercera encíclica del Papa Benedicto XVI resulta un documento inspirador que se centra alrededor de los temas de la caridad de la verdad, que son presencia de Dios en el mundo, y de la humanidad manifestada por Jesucristo en su vida terrenal y en la misión del cristianismo."
El artículo, aparecido en Cuadernos Opción por los Pobres, de Chile, expone que "Ligando caridad y verdad el Papa destaca que el amor -cáritas- es una fuerza extraordinaria que mueve a las personas a comprometerse, con valentía y generosidad, en el campo de la justicia y de la paz." Y posee fases crípticas e inspiradoras tales como "la verdad es luz que da sentido y valor a la caridad. Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente."
Afirma Valasuriya que Benedito desarrolla su mensaje basado en que verdad y amor, traducidas a través del sentimiento de la caridad, demandan una acción para el bien común de las personas, la comunidad humana y el planeta Tierra. Cita, de manera abundante, las encíclicas sociales de los papas, desde León XIII, Rerum Novarum de 1891, y se refiere, a menudo, a Populorum Progressio (1967) de Pablo VI, donde un tema unificador en la actual encíclica es el desarrollo humano integral.
"El Papa afirma que el Concilio Vaticano II profundizó en lo que pertenece, desde siempre, a la verdad de la fe, es decir, que la Iglesia, estando al servicio de Dios, está al servicio del mundo en términos de amor y verdad. Pablo VI partía, precisamente, de esta visión para decirnos dos grandes verdades. La primera es que toda la Iglesia, en todo su ser y obrar, cuando anuncia, celebra y actúa en la caridad, tiende a promover el desarrollo integral del hombre. Tiene un papel público que no se agota en sus actividades de asistencia o educación, sino que manifiesta toda su propia capacidad de servicio a la promoción del hombre y la fraternidad universal, cuando puede contar con un régimen de libertad.
"Benedicto XVI se ocupa de los actuales desafíos a la humanidad y a la Iglesia y actualiza la doctrina social católica con referencia a ellos -explica el teólogo. Estudia cuestiones tales como la ética del negocio, la globalización, el papel de la tecnología el derecho a la vida, la sexualidad, la vida de familia, el aborto, la eutanasia, la migración, los sindicatos, el abaratamiento de la producción, el consumismo, los medios de comunicación y las comunicaciones, el cambio del clima y los peligros al ambiente y el futuro de la humanidad en el planeta Tierra."
Y continúa el artículo: "Reflejando la actual crisis económica, la encíclica ofrece algunas pautas para la conducta ética del negocio y la prevención de abusos tales como el uso especulativo de los recursos financieros para los beneficios a corto plazo. Destaca que la vida económica se ha separado de consideraciones éticas y llama a una nueva manera de entender el comercio ( ... ) Las corporaciones multinacionales globales son poderes no guiados por consideraciones o regulaciones éticas del Estado, sino por el beneficio para los accionistas y la renta de los encargados que tratan con fondos inmensos."
Explica que cada decisión económica tiene consecuencias morales y que el Estado tiene un papel regulador en la economía, mientras da la bienvenida a la sociedad civil con una ética más centrada en la gente, la conciencia y la responsabilidad social. "Es esencial cultivar una conciencia pública en derechos humanos, por ejemplo, para el alimento y el agua," argumenta.
"Observando el gran aumento en la abundancia en el mundo junto al aumento de la desigualdad entre países y dentro de países, Benedicto XVI impulsa ‘una reforma de la organización de Naciones Unidas y, además, de instituciones económicas y de las finanzas internacionales.' De modo que el concepto de familia de naciones pueda adquirir verdadera concreción.
"Hay necesidad urgente de una verdadera autoridad política mundial que maneje la economía global: para restablecer las economías golpeadas por la crisis, para evitar cualquier deterioro de la actual crisis y los mayores desequilibrios que resultarían, para alcanzar el desarme integral y oportuno, la seguridad alimentaria y la paz; para garantizar la protección del ambiente y regular la migración," dice en otras de sus partes.
El prolífero teólogo, autor también de Por qué una cristología pluralista en Asia y otros análisis como la relación entre las teorías feministas y la Teología de la liberación, en su párrafo final, concluye: "Es notable que la Doctrina Social de la Iglesia desde la encíclica Rerum Novarum de León XIII, en 1891, no parece tratar el tema del colonialismo, excepto una mención del neo-colonialismo en la deuda externa en Centesimus Annus, de Juan Pablo II. Incluso, la presencia de la encíclica Caritas in Veritate no trata los efectos continuos del colonialismo. Esta insensibilidad a los problemas del Sur, especialmente de África y Asia, ¿pueden deberse a la ausencia de personas del Sur en la contribución de los bosquejos de las encíclicas papales durante el siglo desde 1891? Es de esperar que esta ausencia global de la participación del Sur se remediará en el siglo XXI."
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
|
|