17 marzo 2009
ARGENTINA – Un artículo de primera página de L'Osservatore Romano del pasado domingo, escrito por monseñor Rino Fisichella, presidente de la Pontificia Academia para la Vida, condenó fuertemente al arzobispo brasileño de Recife que hace diez días excomulgó a la madre y al equipo médico que practicaron un aborto a una niña de 9 años, embarazada de gemelos, producto de las violaciones reiteradas de su padrastro.
"Son otros los que merecen la excomunión y nuestro perdón," expresó el arzobispo, dirigiéndose a la niña, a quien llamó ficticiamente "Carmen." "Carmen debió haber sido en primer lugar defendida, abrazada, acariciada con dulzura para hacerle sentir que estábamos todos con ella; todos, sin distinción alguna," subrayó Fisichella.
"Antes de pensar en una excomunión era necesario y urgente salvaguardar su vida inocente y volver a llevarla a un nivel de humanidad del que nosotros, hombres de Iglesia, deberíamos ser expertos anunciadores y maestros," escribió el arzobispo, titular de un sector del Vaticano que trabaja en cuestiones relacionadas con la vida humana, la dignidad y la bioética.
El Vaticano se pronuncia en este caso que creó gran conmoción en Brasil, tanto que hasta intervino el presidente Lula Da Silva. La menor fue violada por su padrastro desde los seis años, mide 1,36 y pesa 33 kilos. Su vida corría peligro con la continuidad de la gestación; en esos casos, el aborto es un práctica legal en el país carioca.
Al conocerse la noticia, el arzobispo de Recife, José Cardoso Sobrinho, rapidamente excomulgó a la madre y a los médicos que practicaron el aborto. El castigo es la máxima sanción para la Iglesia Católica. "Es justa la excomunión de quien ha provocado un aborto," dijo hace una semana el cardenal Giovanni Battista Re, titular de la Congregación para los Obispos y presidente para la Pontificia Comisión para América Latina.
Claramente, la posición del cercano colaborador del Pontífice romano, muestra un giro en la consideración del tema. "Consideramos que no había necesidad de tanta urgencia y publicidad en declarar un hecho que se actúa de manera automática. Lo que más se necesita en este momento es la señal de cercanía con quien sufre, un acto de misericordia que, aun manteniendo firme el principio, es capaz de mirar más allá de la esfera jurídica para alcanzar lo que el mismo derecho prevé como objetivo de su existencia: el bien y la salvación de los que creen en el amor del Padre," escribió Fisichella.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación Fuentes: L' Osservatore; Agencias
|
|