9 marzo 2009
RECIFE, Brasil – Peor que la violación es el aborto. Esa es la afirmación, definitiva, del Arzobispo de Olinda y Recife, José Cardoso Sobrinho, quien aplicó el Código de Derecho Canónico de la Iglesia Católica para excomulgar a la madre y al equipo médico que asistió a una niña de 9 años de edad, embarazada de gemelos, producto de la violación por parte de su padrastro, de 23 años.
La niña, con 1,36 metros de altura y 36 kilos, había sido violada desde los seis años, así como su hermana, de 13 años. Ella reside en Alagoinhas, a 227 kilómetros de Recife, y el aborto fue en la 15ª semana de embarazo. La madre no sabía del embarazo de la hija, y sólo tuvo conocimiento de la condición de la chica porque ésta sentía dolor en el estómago, mareos y malestar, y, por tanto, fue llevado al médico.
"El mayor riesgo sería la continuación de este embarazo. Una niña de 9 años todavía no ha formado sus órganos ," dijo el director médico del Centro Integrado Amaury de Medeiros (CISAM) de Recife, donde el embarazo fue interrumpido el pasado miércoles 4.
El procedimiento era legal, ya que la legislación brasileña permite el aborto para las víctimas de violación hasta la semana 20 de embarazo (en la mitad del ciclo normal) en los casos de violación y con evaluación médica.
Pero no es de conformidad con la ley de la Iglesia Católica. "Está escrito en el Código de Derecho Canónico que toda persona que comete un aborto queda automáticamente excomulgado," dijo el arzobispo de Olinda y Recife, haciendo hincapié en que él no excluye a nadie de la comunión de la Iglesia.
Colegas de la regional Nordeste de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB) apoyaron su decisión: "Para nosotros, siempre prevalece el mandamiento del Señor: ¡No matarás!," dijeron.
La CNBB declaró su solidaridad con los niñas y todas las víctimas de esta brutalidad, "repudiando enérgicamente este acto insano," pidiendo una rigurosa investigación de los hechos y castigo a los culpables, pero no estando de acuerdo con el resultado final de "la eliminación de la vida los seres humanos indefensos ."
El presidente Luiz Inácio Lula da Silva, consultado por periodistas, se ha pronunciado acerca del tema diciendo: "Como cristiano y católico, lamento profundamente que un obispo de la Iglesia Católica tenga un comportamiento conservador de esa manera. Usted no puede permitir que una niña violada por su padrastro tenga este niño, porque su vida, la de la niña, está en situación de riesgo."
En Roma, el jefe del Departamento del Pontificio Consejo para la Familia del Vaticano, Gianfranco Grieco, dijo al periódico italiano Corriere della Sera, que es un tema muy sensible, pero reafirmó la posición de la iglesia, ya que nunca puede traicionar su posición, que es defender la vida, desde la concepción hasta su término natural, antes incluso que un drama tan fuerte como la violencia contra la niña."
Los médicos, dijo Grieco, son en este caso comprometidos en el pecado," ya que están presentes en el acto de aborto, como protagonistas de una sentencia de muerte."
En solidaridad con el equipo médico de CISAM, la organización Católicas por el Derecho a Decidir se expresó en avisos públicos "asustada por el desprecio a la vida de la mujer." "Pensamos que se configura como pura crueldad una defensa intransigente de los principios abstractos y los valores absolutos que, al enfrentarse con la realidad cotidiana, terminan vacíos de significado y, sobre todo, de compasión cristiana," dijo la organización.
En una entrevista para el periódico Zero Hora, de Porto Alegre, el profesor Érico Hammes, del curso de Teología de la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul (PUC-RS), señaló que sólo aquellos que tienen más de 16 años pueden ser excomulgados.
Dijo que la excomunión es automática en virtud de la ley de la iglesia para los que cometen el aborto, pero admitió que, en la teología moral se espera que el acto tenga un doble objetivo moral.
"No queremos promover el aborto, que simplemente es tirar el bebé, queremos salvar la vida de la madre ya que, de hecho, su muerte puede ocurrir durante el aborto. La intención es salvar la vida de la madre ," dijo.
Agregó: "Si hay un riesgo de vida de la mujer embarazada, no hay mucho que se pueda elegir. Puede incluso haber posiciones radicales, pero es difícil sustentarlas con una sana y ética reflexión."
Para Hammes, es "escandaloso" culpar a la madre y los médicos porque han incurrido en excomunión. "Hay situaciones en la vida donde no podemos ver con tanta claridad," advirtió.
Leer comentarios sobre el tema en el sitio web de ALC: http://www.alcnoticias.org/interior.php?codigo=13559&format=columna.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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