7 julio 2008
GINEBRA, Suiza – Después de "una elección que puede describirse como una puesta en escena," el Consejo Mundial de Iglesias (CMI) ha pedido que se proteja a la población "de una violencia creciente y constante," se "intensifique la supervisión internacional" de la situación del país y se provea ayuda humanitaria. Además, advirtió sobre posibles consecuencias en caso de sanciones económicas.
No obstante el "mucho debate" en torno a la situación actual de Zimbabwe, desde un punto de vista religioso algunos principios permanecen firmes, sostuvo el secretario general del CMI, pastor Dr. Samuel Kobia, en una declaración fechada el 4 de julio. Estos principios son: "prevenir la violencia, [ ... ] reaccionar a situaciones de imperiosa necesidad humana con las medidas adecuadas, y trabajar por el restablecimiento de la buena voluntad y la reconciliación."
"Los niños y las mujeres son los primeros que sufrirían si los gobiernos mundiales eligen imponer sanciones económicas," advierte la declaración.
Al examinar la postura pública de Desmond Tutu, Nelson Mandela, la Unión Africana y el Consejo de Seguridad de la ONU, Kobia afirma que "todos buscan la justicia y la compasión para quienes están atrapados en la violencia constante, la escasez de alimentos y la intimidación política."
Aunque el CMI está preparado para participar, junto con organismos regionales de las iglesias africanas, en el sugerido proceso de "supervisión internacional" de la situación del país, el Consejo "espera que llegue el día en que Zimbabwe celebre unas elecciones que puedan verdaderamente ser respetadas y percibidas como libres, imparciales y justas."
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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