4 julio 2008
por Susana Barrera
SAN SALVADOR – Treinta personas, miembros de una comunidad evangélica, murieron la noche de tormenta del pasado jueves, cuando el autobús en el que viajaban fue arrastrado por el río Acelhuate de San Salvador, afluente que atraviesa esta capital.
"Dios tenía el propósito de que estuviéramos en esa hora y ese lugar"; dijo Fabricio Montoya, un joven de 16 años, único sobreviviente de la tragedia. El muchacho saltó del autobús en busca de auxilio para el resto de las víctimas, "segundos bastaron para que el vehículo fuera arrastrado," narró.
Las personas pertenecían a la Iglesia ELIM, iglesia pentecostal muy popular en El Salvador. Los pastores dijeron que en el autobús viajaban doce hombres, líderes de la comunidad, tres mujeres anfitrionas, un supervisor, diez niños y otras personas. Hasta este viernes las autoridades habían localizado siete cadáveres a la vera del río en ciudades vecinas.
El río Acelhuate, que en lengua nahuat significa "río de las ninfas moradas"; es el escenario histórico de tragedias en época de invierno; pero en lo que transcurre del 2008 esta ha sido la de mayor magnitud.
El Obispo Martín Barahona de la Iglesia Episcopal se solidarizó con la Iglesia ELIM, con las familias de las victimas y les invitó a confiar en un Dios de amor y no en un Dios de tragedia.
"Orábamos y gritábamos ... , con otro muchacho queríamos regresar para salvar al resto de los hermanos, pero a él también se lo llevó el río"; detalló Montoya.
La lluvias continúan y ha sido decretada la alerta verde; a nivel nacional se estiman que hay 1.500 personas damnificadas de las recientes tormentas. Por su parte el gobierno ha prometido suplir gastos funerarios para las victimas de la Iglesia ELIM.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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