14 abril 2008
CURITIBA, Brasil – La Cámara de los Obispos de la Iglesia Episcopal Anglicana del Brasil (IEAB) remitió carta al secretario de Seguridad Pública del Estado de Paraná, Luiz Fernando Ferreira Delazari, pidiendo el esclarecimiento del asesinato del líder campesino Eli Dallamole, muerto a fines de marzo por pistoleros.
Los obispos reiteran "la necesidad de un esfuerzo más amplio y determinado, que incluya también a la sociedad, para que esos lamentables acontecimientos sean banidos," afirman. Dallemole, de 42 años, fue muerto enfrente de su esposa y dos tres hijos, por dos pistoleros encapuchados, que invadieron, el domingo 30 de marzo, la casa donde moraba, en el asentamiento Liberación Campesina, en Ortigueira, a 258 km de Curitiba.
Parada en los principios de la paz y de la no-violencia, pero sin transigir en la defensa de la Justicia y de los derechos de los pobres y de los excluidos, la IEAB manifiesta preocupación con el cuadro que se forma en el medio rural de Paraná, "donde personas comprometidas con los movimientos sociales van siendo perseguidas, amenazadas e inclusive asesinadas, hechos que se sospecha son cometidos por milicias que actúan al servicio de grandes empresas y latifundios rurales."
En la carta remitida al secretario de Seguridad, la Cámara de los Obispos anglicanos se refiere a las amenazas recibidas por el reverendo Luis Carlos Gabas, de Cascavel. Gabas acompaña pastoralmente a agricultores, iniciando un trabajo misionero junto a un asentamiento. El día 7 de marzo, fue parado por dos carros, cuando intentaba estacionar su vehículo en la plaza de la ciudad. Después de eso, él y su familia pasaron a reciben llamados telefónicos amenazadores.
Al mismo tiempo en que expresan solidaridad al Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin-Tierra (MST) por el asesinato del líder campesino, la IEAB renueva el compromiso con la reforma agraria. El asesinato de Dallemole se configura como "un paso más en la escalada de violencia que viene ocurriendo contra personas comprometidas con movimientos sociales en nuestro país," afirman.
Según el MST, 70 mil trabajadores rurales sobreviven de forma precaria en campamentos, aguardando la reforma agraria del gobierno federal. "Está tornándose regla general que por cada campamento que los trabajadores sin-tierra organizan, las organizaciones de los latifundistas articulan milicias armadas y montan listas de líderes para ser asesinados," señala el movimiento.
En 2006, 764 familias sufrieron amenazas de grupos armados, lo que, de acuerdo con el MST, hace del estado de Paraná el tercer Estado en número de familias víctimas de las acciones de milicias armadas, que son privadas y "vienen actuando impunemente hace mucho tiempo."
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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