5 marzo 2008
QUITO, Ecuador – Con el texto bíblico de Efesios 4,3, el Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI) inicia una Carta Abierta sobre el conflicto entre Ecuador y Colombia.
El Consejo declara su sorpresa ante este conflicto entre países hermanos. El Ecuador denuncia una lesión a su soberanía por doble partida: la presencia de guerrilleros de las FARC y la acción militar ordenada por el Gobierno de Colombia en territorio ecuatoriano.
"Entendemos que para la solución del conflicto es necesario que se condene la violación de la soberanía, además que se arbitren medidas concretas para que no se repitan hechos como los que han causado el conflicto último, y se prevengan los efectos nocivos por el conflicto interno y la violencia en el país vecino, algunos de los cuales afectan a la población ecuatoriana más vulnerable en las provincias fronterizas por el dominio del narcotráfico, guerrilla, paramilitares y delincuencia," expresa la misiva.
La carta reproduce las expresiones del presidente ecuatoriano Rafael Correa, quien dijo que su homólogo colombiano "lo engañó," pues, cuando lo llamó por teléfono, el sábado 1 de Marzo, para informarle sobre la muerte de Raúl Reyes y otros insurgentes, le dijo que las operaciones se hicieron en caliente, o sea, que hubo enfrentamiento y que se disparó desde territorio colombiano.
"Nada eso fue verdad, subrayan. Como se ha comprobado con imágenes en el lugar de los sucesos, el ataque se produjo de sur a norte, lo que significa que penetraron el territorio nacional, y no hubo enfrentamiento como dijo el presidente colombiano, pues se los encontró en ropa interior e, incluso, algunos de los guerrilleros fueron "rematados" con disparos por la espalda."
La carta firmada por el reverendo Nilton Giese, Secretario General Interino, exhorta encarecidamente al gobierno de Colombia y de Ecuador a siempre insistir en el diálogo.
"Como iglesias en Ecuador y Colombia, miembros del Consejo Latinoamericano de Iglesias seguiremos acompañando los diálogos alrededor de este conflicto con nuestras oraciones y nuestra vigilancia, pues proclamamos que "La mano del Señor no es corta para salvar, ni es sordo su oído para oír."
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
|