28 enero 2008 Por Manuel Quintero
GINEBRA, Suiza – Esta madrugada, a la edad de 69 años, murió en su hogar en el suburbio ateniense de Psyhico el líder de la Iglesia Ortodoxa Griega, Su Beatitud Arzobispo Cristodoulos I.
El prelado, que padecía de cáncer del hígado y del intestino grueso, rechazó el tratamiento hospitalario en las últimas semanas. "Perdió la voluntad de vivir y decidió entregar su alma," comentó el obispo Anthimos de Salónica a la televisión estatal griega.
El primer ministro griego, Costas Karamanlis, rindió hoy tributo al desaparecido primado, al que llamó "clérigo ilustrado" y "líder religioso que fortaleció el papel de la Ortodoxia en el mundo." "Él acercó la iglesia a la sociedad, la acercó a los problemas modernos y a la gente joven," subrayó Karamanlis en su declaración.
En 1998, a la edad de 59 años, Christodoulos se convirtió en el más joven de los arzobispos en ser elegido como primado de la Iglesia Ortodoxa Griega, sucediendo en el cargo al arzobispo Serafín.
El flamante primado —cuyo nombre en griego significa "esclavo de Cristo"— no demoró en asumir posiciones que crearon agudas controversias en temas de naturaleza religiosa, pero también social y política.
En 1999 fue uno de los impulsores de la oposición a la guerra de Kosovo, llamando "peones de Satán" a los bombarderos de la OTAN, a la vez que manifestaba su desacuerdo con la intención del gobierno griego de seguir los dictados de la Unión Europea.
En el verano de 2000, Christodoulos encabezó las demostraciones contra una nueva ley que prohibía que la filiación religiosa apareciera en las cartas de identidad griegas.
"Resistan, mis queridos cristianos. Las fuerzas de la globalización y de la marginalización religiosa están desatadas para someternos," dijo entonces a una multitud de 800.000 seguidores en Atenas.
El año siguiente aceptó que el gobierno invitara al papa Juan Pablo II a visitar el país —la primera visita de un papa católico romano a Grecia en trece siglos— contra la opinión de muchos ortodoxos griegos que consideran al obispo de Roma un hereje cismático.
Pero también aprovechó su primera reunión con Juan Pablo II, Christodoulos para leerle una lista de "13 ofensas" de la Iglesia Católica contra la Iglesia Ortodoxa desde el Gran Cisma del siglo XI y lamentar la ausencia de disculpas por parte del catolicismo romano.
En 2002, el primado estuvo una vez más a la cabeza de las protestas públicas, esta vez contra la versión griego del programa televisivo "El Gran Hermano," exhortando a los fieles ortodoxos a "apagar sus televisores" durante su transmisión.
Su apasionada defensa de la nacionalidad y la cultura griegas vino de la mano de sus acerbas críticas contra la globalización, a la que describió como un "complot extranjero" para privar a la gente de su identidad nacional.
En 2004 dijo que la globalización era como un "buldózer que pretendía demolerlo todo, a favor de aquellos que quieren gobernar el mundo sin resistencia ni obstáculos." Y dos años después la calificó de "crimen contra la humanidad" y de "vehículo para americanizar la vida de toda la humanidad."
De principio a fin de su primado, Christodoulos fue acusado por políticos y detractores de inmiscuirse en asuntos ajenos a la jurisdicción espiritual de la iglesia. Críticas que no hicieron mella en la fuerte personalidad del primado griego ortodoxo, quien siempre pensó, y una vez lo dijo públicamente, que "los clérigos están por encima de reyes, primeros ministros y presidentes."
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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