Published by the Queens Federation of Churches
Un Siglo De Oración Por La Unidad De Los Cristianos

14 enero 2008
Por Kersten Storch

Aunque la oración se halla sin duda en el centro de la vida cristiana, el orar juntos no es siempre algo fácil para las iglesias que forman el cristianismo mundial. Incluso hoy en día, las oraciones en común son más bien actos excepcionales, y no una parte de la vida diaria de las iglesias. Pero, al menos una vez al año, ha llegado a ser algo "normal" para muchas iglesias y congregaciones el orar juntas durante la celebración anual de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos. En 2008, el centenario de esta importantísima iniciativa ecuménica es celebrado en todo el mundo.

Las raíces de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se remontan al comienzo del siglo XIX. Orar por la unidad cristiana junto con miembros de otras denominaciones era algo que había venido haciéndose en diversos lugares durante cerca de un siglo cuando, en 1908, un sacerdote y una hermana, ambos episcopales, celebraron públicamente por primera vez el Octavario por la Unidad de la Iglesia, del 18 al 25 de enero, en Graymoor, Garrison, Nueva York. El padre Paul Wattson y la madre Lurana White, cofundadores de una pequeña comunidad religiosa en la tradición franciscana conocida como Hermandad de la Expiación (Society of the Atonement), eligieron para celebrar el octavario los días comprendidos entre la que en aquella época era en el calendario de la Iglesia Católica Romana la "fiesta de la Cátedra de Pedro" y la "fiesta de la Conversión de Pablo."

Al celebrar este año su centenario, la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos se refiere a aquél hito histórico como el momento de su fundación. Pero es evidente que muchas cosas han cambiado en el paisaje ecuménico durante el último siglo.

El Octavario por la Unidad de la Iglesia de aquellos días se basaba en una concepción de la unidad como reunión del cristianismo bajo la autoridad del Papa. Por esta razón, el octavario no era ni atractivo ni teológicamente aceptable para cristianos e iglesias ajenos a la Iglesia Católica Romana, salvo algunos anglicanos que simpatizaban con la idea de una reunión de Canterbury con Roma, como Wattson y White, los cuales ingresaron en la Iglesia Católica Romana. Aunque su celebración se extendió rápidamente en la Iglesia Católica Romana, el octavario no era en aquella época la única iniciativa de oración por la unidad de la iglesia.

Semanas o días de oración en las que el aspecto de la unidad revestía una notable importancia venían siendo celebrados en todo el mundo ya con bastante anterioridad a 1908. Entre sus promotores se contaban la Alianza Evangélica Mundial, la Federación Universal de Movimientos Estudiantiles Cristianos, la Alianza Mundial de Asociaciones Cristianas de Jóvenes y la Asociación Cristiana Femenina Mundial.

Ya en 1907, el periódico Times de Londres publicó una carta firmada por una impresionante lista de líderes eclesiales de alto rango de diferentes denominaciones, en la que se pedía a "todos los ministros religiosos cristianos de Inglaterra [ ... ] que prepararan a sus congregaciones para que el día de Pentecostés realizaran un esfuerzo unido de oración [ ... ] en favor de la reunión de los cristianos." Se subrayaba asimismo que tales oraciones no deberían comprometer las creencias de ninguna confesión, sino centrarse en la voluntad de Dios de una unidad de todos. Los líderes eclesiales declararon de forma sensata que no había llegado todavía la hora de grandes planes de reunión de las instituciones, sino que las iglesias deberían unirse en la penitencia y la oración: penitencia por sus divisiones, y oración para abrir las mentes a la voluntad de Dios que exige la unidad.

"La voluntad de Dios de que todos sean uno" llegó a ser el hilo conductor de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos a lo largo de los años. Los primeros escritos del movimiento de Fe y Constitución acerca de la oración y la unidad se refieren a ese concepto. Decenios más tarde, esa fórmula permitió orar por la unidad dentro de la Iglesia Católica Romana sin herir las lealtades denominacionales de otros cristianos. E incluso hoy en día es un recuerdo para los cristianos y las iglesias de todo el mundo de que la búsqueda de la unidad de todos no depende ni se basa en diferentes conceptos doctrinales de unidad, sino que es la voluntad de Dios con respecto a toda la creación.

Desde mediados de la década de 1960, después del Concilio Vaticano II, la Comisión de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias y el Secretariado para la Unidad de los Cristianos [actualmente Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos] han preparado juntos los materiales para la Semana de Oración.

Este año, la celebración del centenario de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos constituirá una ocasión para dar gracias por la unidad que las iglesias ya tienen y viven, por provisional que ésta sea, y a la que la Semana de Oración ha ciertamente contribuido.

En Jerusalén – uno de los lugares donde las divisiones del cristianismo se han hecho frecuentemente visibles en formas de lo más perturbadoras – el hecho de que las oportunidades de orar en común se multipliquen casi espontáneamente confirma el impacto de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos en la vida de las iglesias. Ocurre esto especialmente en las oraciones ecuménicas por la paz, ya que la unidad cristiana y la paz son preocupaciones inseparables para los cristianos de Oriente Medio.

La tradición de preparar juntas la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos indujo a las iglesias de Eslovaquia a preparar una celebración ecuménica especial cuando el país ingresó en la Comunidad Europea en 2004. La Semana de Oración se celebra en toda Eslovaquia, tanto al nivel del liderazgo de las iglesias como en las bases.

Podrían multiplicarse ejemplos de todo el mundo. El tema de este año – No ceséis de orar (1 Tes. 5:17) – pone de relieve el hecho de que los cristianos y las iglesias no pueden dejar de orar por la unidad de todos. Las divisiones, que son todavía una realidad entre las iglesias y dentro de ellas, no se corresponden sencillamente con las líneas denominacionales. Frecuentemente – al menos en cierta medida – están enraizadas en identidades étnicas o nacionales, en cuestiones de raza, categoría social, género o sexualidad, en la exclusión de personas con discapacidades o de quienes viven con el VIH/SIDA.

La Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos no puede dar una solución a todos estos problemas. Pero su celebración anual es una victoria sobre las divisiones porque expresa la unidad que los cristianos tienen en Cristo.

Consejo Mundial de Iglesias
Kersten Storch, pastora luterana alemana, forma parte del personal ejecutivo de la Comisión de Fe y Constitución del Consejo Mundial de Iglesias y ha participado durante los últimos seis años en la preparación de materiales litúrgicos para la Semana de Oración.

 

 


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Last Updated January 19, 2008