18 enero 2008 Rafael Menjívar Saavedra
SAN SALVADOR, El Salvador – Con cantos, maracas, guitarras y tambores, las Iglesias históricas de El Salvador, celebraron ayer los 16 años de la firma de los Acuerdos de Paz.
Una paz, fuertemente cuestionada, olvidada y arrebatada por la violencia, la muerte y la criminalidad. Pero de todos modos una fecha que marcó una nueva era en El Salvador.
Este es un país que a diario ve morir a hombres y mujeres; migrar, llorar, rezar. Pese a este escenario la obligación era pararse frente a Cristo de la Paz, un Monumento al sur de San Salvador, creado para dignificar la paz.
Allí, el sol sorprendió a la gente. La mañana tomó calor, los cantos opacaron el incontenible ruido del tráfico. Los símbolos aparecieron e hicieron efecto. El recuerdo de la guerra afloró; los más 75 mil muertos llegaron en la memoria de sus familiares.
Con todo el derecho del mundo, las iglesias promovían en el acto la necesidad de paz. Solo son 16 años los transcurridos desde la cruel guerra, una guerra que permanece sin montaña, sin ejército sin fúsil, pero igual de cruel.
Debemos clamar juntos y juntas por la paz. Llegará ese día en que el sueño de Isaías, se haga realidad, donde las armas se convertirán en arados para surcar la esperanza y dignificar a nuestro héroes y mártires caídos, en búsqueda de la paz.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
|