13 agosto 2007
LA HABANA, Cuba – A la pregunta: ¿Que aporte puede brindar la Iglesia Católica al desarrollo de la sociedad cubana actual? responde el padre Marciano García, de la Orden de los Carmelitas Descalzos, con un lucido ensayo titulado "Iglesia Católica y sociedad cubana," en el último numero de la revista diocesana laical habanera "Espacio Laical," cuya directiva fue removida hace unos meses por el Arzobispo de La Habana, el cardenal Jaime Ortega Alamino.
El padre Marciano, como le llaman cariñosamente muchos laicos, quien siempre ha mantenido una posición abierta y dialogante con los jóvenes de su parroquia, a donde ha dado acogida a algunos jóvenes laicos católicos comprometidos con el proceso político cubano, como el Grupo de Reflexión "Oscar Arnulfo Romero," puntualiza que la Iglesia Católica en Cuba "tiene la oportunidad" de ahondar en "la experiencia socialista cubana," "trascender sus limitaciones presentes" y vislumbrar las "posibilidades reales que encierra este sueño de la humanidad, hasta ahora nunca cabalmente logrado, de igualdad, de justicia para todos."
A lo que añade que este sueño de igualdad "el capitalismo no lo ha realizado" y "nadie puede demostrar que sea la única opción."
Precisa que "la manera de ayudar la Iglesia cubana a la sociedad actual, no puede ser la conspiración, ni la resistencia, ni la oposición soterrada al sistema, como tampoco el apoyo incondicionado" y considera que "la crítica al presente, a los fallos del presente, no es un apoyo significativo, simplemente, porque no aporta una solución válida" y destaca: "creo que la mayor posibilidad" de la Iglesia hoy en Cuba está en "ayudar a descubrir filones que están cargados de ilusiones utópicas."
"La meta, expresa el padre Marciano, es lograr una sociedad de personas modestas, serviciales, espirituales, generosas, que tienen la humanidad por patria, y la posibilidad real de expresar sin temor sus opciones." Estima que el aporte principal de la Iglesia Católica de Cuba hoy es "ayudar a sus fieles a ser mejores cristianos, mejores personas, y, hasta donde sea posible, ayudarlos a ser excelentes seres humanos," con "lo que todo es posible."
Insiste en que "las personas son más que los sistemas y las políticas" y de que lo que se trata es de que "nunca unos prevalezcan sobre los otros," de que "unos y otros encuentren mas allá de sus divisiones actuales, los objetivos comunes soñados por ambos." "La Iglesia- subraya- busca el Reino de Dios y ese reino es su utopía."
Concluye su extenso análisis, que pretende fundamentar teóricamente una estrategia viable de la Iglesia Católica en el actual momento político que vive la sociedad cubana, aclarando que "la Iglesia habla de pastoral, no de estrategia," pero que, no obstante, sociológicamente hablando, "se estará llevando una estrategia"; "quienes deseen cooperar hoy con la comunidad cubana residente en la Isla deberán comprender la situación real para que sus acciones tengan posibilidad de éxito," señala.
"Cada cristiano encarna -en su opinión- un revolucionario y cada revolucionario lleva dentro un alma cristiana. Propiciar encuentros que abran en las mas altas esperanzas ese sueño de toda la humanidad (´de acercarnos a un mundo fraterno´) quizás sea un aporte valioso. Sólo pueden aportarlo en la Iglesia quienes hayan alcanzado una plenitud de amor cristiano. Ayudar a los fieles a vivir este amor divino es tarea principal, no única, de la jerarquía, irradiarlo a la sociedad es tarea de todos."
"El aporte de la Iglesia a la sociedad cubana" es "el de realizar el amor cristiano," expresa el padre Marciano, quien además es psicólogo. Estas reflexiones han sido recibidas con gran interés entre los laicos católicos de las parroquias habaneras. Es una lástima que "Espacio laical" tenga una tirada tan limitada y no circule en otras parroquias fuera de la capital, además de no llegar comúnmente mas allá del espacio de la Iglesia.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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