14 abril 2007
BRASILIA, Brasil – Confinado a su residencia y cuando sale para visitas pastorales siempre va acompañado de dos policías militares, el obispo de Prelazia del Xingu, en Pará, Erwin Kräutler, de 67 años, integra la lista de los marcados para morir. Él habla de un "consorcio del crimen" en el Estado.
Otros prelados integran esa lista: el obispo de Guarajá-Mirim, Geraldo Verdier, y el obispo de Ji-Paraná, de la Rondônia.
El informe es del diario El Estado de San Pablo, que incluyó, además de los tres obispos, otros siete religiosos en la lista de los marcados para morir: el fraile Henri Burin de Roziers, de Xinguara, en Pará, y la hermana Leonora Bruneto, de Alta Floresta, Mato Grosso, los dos actuando en la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT).
Los padres José Iborra Blans, de Guarajá-Mirim, Rondônia, José Amaro de Souza, de Anapu, Pará, Edilberto Sena y el padre Boeing, de Santarém, Pará, más un agente de pastoral del Consejo Indigenista Misionero (CIMI) que pidió no ser identificado, pues teme represalias contra familiares, completan la lista.
La cuestión agraria no es más el único motivo que lleva a los religiosos a frecuentar a los jurados de muerte. También ganan destaque los conflictos por cuestiones ambientales. El padre y abogado Edilberto Sena es uno de esos casos. Él tiene un programa en la Radio Rural de Santarém, en el cual combate la expansión de la plantación de soja en la región amazónica.
El obispo Verdier relató a El Estado de San Pablo que dos padres de la diócesis recibieron amenazas de muerte por haber denunciado la invasión de madereras en parques forestales y tierras indígenas.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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