4 abril 2007 Por William Delgado Gil
BOGOTÁ, Colombia – Aunque no existe un censo en materia religiosa, actualmente el Ministerio del Interior estudia 2.000 solicitudes para fundar cultos en el país y otras 769 ya están legalizadas; según el Centro de Estudios Teológicos y de las Religiones de la Universidad del Rosario, los credos pueden ser más de 3.000, pues hay otras en la ‘informalidad,' reveló el lunes el Diario El Tiempo.
El nuevo panorama religioso "es producto de la Constitución de 1991, en la que se instituyó el derecho a la libertad de culto y se retiró del papel al Sagrado Corazón de Jesús como protector de la Nación" dice el diario, añadiendo que "cualquier persona puede fundar un culto amparada en los artículos 18 y 19 de la Carta Política, y legalizarlo ante el Ministerio del Interior, demostrando la existencia de estatutos y reglamentos."
"Es un descontrol pues aprovechándose de esa libertad existe el riesgo de la pluralidad libertina, situación que en el futuro los cultos van a empezar a decantar," afirma el abogado Jorge Gustavo Munévar, asesor constitucional en 1991, y quien ve un panorama preocupante. El tiempo señaló que nadie se atreve ni puede controlar el ‘boom' de credos que ofrecen nuevas interpretaciones bíblicas y ritualistas.
En el Islam, por ejemplo, "hoy hay el mismo número de musulmanes colombianos convertidos que los de nacimiento en el país," afirma Diego Castellanos, investigador del Centro de Estudios Teológicos de la Universidad del Rosario.
"La mayoría se ubican en sectores populares, donde el desempleado o el que no tiene seguridad social llega a estas iglesias con el gancho: ‘Hágase rico y tenga salud'," explica William Beltrán, investigador de la Universidad Nacional. Hoy existen en el país 5 millones de fieles, según indicó el diario nacional, señalando que las iglesias evangélicas han tomado ventaja considerable frente a la religión tradicional.
"Ha habido un aumento gradual de pastores evangélicos, quienes pueden ser más 7.000 en el país," según la Asociación Distrital de Ministros del Evangelio (ADME). En Bogotá alcanzan los 700, mientras que hace 20 años había 100.
Según declaraciones del cardenal Javier Errázuriz, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), la apertura religiosa ha sacudido a la Iglesia Católica, que solo en Latinoamérica ha perdido en los últimos 10 años el 10 por ciento de sus fieles.
Fabián Sanabria, director del Instituto Colombiano para el Estudio de las Religiones (Icer), asegura que Colombia está viviendo una "privatización de la fe." "Lo que pasa con la Iglesia Católica es como si la gente se estuviera peleando con la mamá -dice Sanabria-. Lo simbólico ya no es de ella ni la identidad nacional y el Estado asumió los roles que le había entregado: educación, asistencialismo y funciones civiles."
Sumado a esta ruptura, expertos advierten que hay un nuevo perfil del creyente. Andrea Gálvez, antropóloga de la Universidad de Antioquia, lo explica: "Los fieles de hoy escuchan y definen lo que más les ayuda para enfrentar el mundo. Es común que alguien tome yajé, vaya a misa y de paso se lea las cartas."
El crecimiento de movimientos religiosos ha venido de la mano de tutelas y acciones judiciales e incluso reuniones de grupos religiosos con el presidente Álvaro Uribe para que "se les concedan los mismos derechos que tienen los católicos." La Procuraduría además, solicita en una circular a los procuradores regionales "que velen porque en las Fuerzas Militares, hospitales, cárceles y colegios haya religiosos de diferentes credos y no solo católicos."
En los últimos años, los ministros de culto han solicitado que los matrimonios realizados en estas confesiones tengan efectos civiles, amparándose en el derecho a libertad de cultos (reglamentada desde 1994), y que se exima a las iglesias de impuestos. "Tenemos libertad, más no igualdad," señaló al respecto el pastor Oswaldo Pinzón, presidente de ADME en Bogotá.
Para el constitucionalista Jorge Munévar el "desarrollo de la libertad de cultos ha sido un desastre," porque "las otras confesiones solo han podido ganar un poco de terreno."
En Popayán, símbolo mundial de la Semana Santa colombiana que comenzó ayer, los fieles católicos de paño y chal no salen de su asombro. En el último lapso han visto cómo cada domingo cientos de personas se desvían a la Villa Olímpica y al Centro Recreacional de Comfacauca para asistir a encuentros evangélicos.
Este fortín sagrado del catolicismo por más de 450 años ha sido permeado por unas 50 comunidades religiosas diferentes a la católica, que comenzaron a construir sus templos con capacidad de 3.000 personas cada uno.
"El fenómeno de la diversidad religiosa es más visible en ciudades como Bogotá, donde la cantidad de iglesias católicas ya fue superada por templos de otros credos: las primeras llegan a 450 y los segundos, a 700, revela la Alcaldía. Solo en el barrio Teusaquillo se reúnen en 14 kilómetros cuadrados cerca de 36 credos, desde el evangélico hasta el gnóstico y el Jesucristo Científico, sin contar otro tipo de ofertas espirituales como el Poder Astral y El Templo Llanero, según un estudio de la Universidad Nacional," concluyó el Tiempo.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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