19 febrero 2007 Por Trinidad Vázquez
MANAGUA, Nicaragua – La Iglesia de Cristo de Barrio Nuevo, al suroeste de esta capital, celebra la Fiesta de la Cosecha desde el año 1944. Este año la celebró una vez mas, el domingo 18 de febrero, con un culto de acción de gracias por los frutos cosechados, al concluir la estación lluviosa.
El pastor de la Iglesia, Carlos Silva Mejia, dijo que en la actualidad se ha convertido en una fiesta solemne y popular de la Iglesia de Cristo, donde los frutos de la tierra, el trabajo digno, la protección de los recursos como el agua, el bosque, la tierra, y el compartir los recursos en equidad, son los temas centrales.
Silva, recordó a ALC el relato bíblico que sirve de sustento para que su iglesia no pierda esta tradición: La fiesta de la cosecha es una de las tres grandes fiestas celebradas por el pueblo hebreo. Es llamada también la fiesta del tabernáculo o de las enramadas. Tenía una duración de 8 días. Las familias salían de sus hogares y se trasladaban a las afueras de la ciudad y construían chozas con palmas y ramas de árboles para habitar en ellas. La fiesta tenía tres propósitos claros: a) Recordar la peregrinación por el desierto durante el éxodo hacia la tierra prometida, b) Revivir el tiempo difícil que les tocó vivir acampando en chozas, c) Agradecer a Dios por la recolección de los frutos en el desierto.
Hoy por sesenta y tres año consecutivo se celebra la fiesta de la cosecha con el lema: "Comprometidos con la tierra y los seres humanos …anunciamos al Dios de la vida."
"A través de ella, expresamos nuestra labor misionera y evangelizadora, nuestra fe y espiritualidad, nuestra teología en un Dios vivo creador de todo cuanto existe. Asimismo animamos una pastoral que promueve una mayordomía de la creación, un trabajo de concientización que coadyuve a mejorar nuestras relaciones con Dios, con nuestros prójimos y con el medio ambiente: los animales, las plantas, el agua, que nos permita desarrollar una economía familiar donde hacer uso racional de los recursos que Dios nos dejó para la sobre vivencia," afirman.
Desde esta fiesta afirman y celebran a un Dios dueño de todo cuanto existe: el universo, la flora, la fauna, etc. Afirman el compromiso de ser mayordomo de esa creación, responsable del cuido y preservación de los recursos; defendiendo la vida como un don sagrado que será transformada, purificada, renovada para convertirse en vida eterna con Cristo en gloria.
Esta reflexión que sustenta la fiesta en el siglo XXI, se ubica proféticamente en medio de un mundo que cada vez más atenta contra la naturaleza con actitudes depredadoras y que promueve anti-valores de destrucción, consumismo, injusticia, individualismo en la sociedad.
"Queremos como comunidad de fe afirmar la vida comunitaria para juntos encontrar las fuerzas, la luz, la energía del Espíritu Santo y continuar trabajando en mejorar nuestras relaciones con la creación de Dios, que nos permita luchar contra la desnutrición, el hambre que tanto sufre Nicaragua y el mundo, promoviendo para ello iniciativas locales que aseguren el sustento, el trabajo digno, el valor de la tierra como herencia para las generaciones venideras y el desarrollo sostenible de las familias, y comunidades de Nicaragua" subraya esta comunidad de fe que persevera en sus tradiciones a través de los años.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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