21 noviembre 2006 Por Verónica Flachier
QUITO, Ecuador – La ecuatoriana Gladys Montaluisa fue designada representante de las mujeres Luteranas de su país ante el grupo de trabajo MEIS –Mujer en Iglesia y Sociedad- de la Federación Luterana Mundial, en la reunión que tuvo lugar del 27 al 29 de Octubre último, en la Iglesia "El Adviento," en Quito.
El encuentro asistieron treinta y cinco mujeres provenientes de las iglesias de confesión luterana de varias ciudades del Ecuador y además contó con la presencia de Matilde Ponce, la Coordinadora Andina del MEIS. Hay que resaltar el singular hecho de que mujeres de varias nacionalidades conforman las distintas congregaciones luteranas representadas en el evento, entre ellas: alemanas, estadounidenses, chilenas, brasileras, argentinas.
Los objetivos centrales del encuentro fueron estrechar los lazos entre las mujeres de las Iglesias Luteranas del Ecuador, hablar sobre los problemas y desafíos que las unen e identifican para en base a ello armar una estrategia de trabajo de largo plazo, y nombrar la representante ecuatoriana ante el MEIS.
Especial significación tuvo el taller de información y sensibilización "El rol de la mujer de iglesia frente al VIH-SIDA," que contó con el aporte valioso de Eduardo Campaña, del Consejo Latinoamericano de Iglesias (CLAI), quien compartió sus conocimientos y apreciaciones sobre el tema, lo que fue complementado con el testimonio vivo de una mujer ecuatoriana que vive con VIH y que contó a las presentes su historia de maltrato y discriminación, al mismo tiempo que habló de las conquistas logradas gracias a su fe y a su infatigable lucha por lograr que se reconozcan sus derechos, individual y colectivamente.
Retos resultantes de las discusiones del encuentro fueron, entre otros, el cómo trabajar para mitigar los efectos de una iglesia que no se moviliza frente a la realidad de pobreza de los sectores más vulnerables; cómo revertir la inequidad de género; y cómo combatir la violencia y la discriminación que existe dentro y fuera de la iglesia frente a todo lo diferente. Denunciaron también la ausencia de trabajo diaconal y de servicio dentro de las iglesias.
Este fue el primer paso de un proceso de largo alcance en el que las mujeres luteranas del Ecuador están comprometidas, pues saben que su participación es indispensable para cambiar las estructuras de poder que coartan el desarrollo equitativo de las comunidades.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
|