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septiembre 2006 Toda persona que vive con VIH y SIDA
debería tener acceso a los tratamientos brindados por la ciencia médica y las
iglesias deben abogar por esta idea, dijo el comité central del Consejo Mundial
de Iglesias (CMI) en una declaración aprobada en la reunión que finaliza en el
día de hoy. La declaración también desafía a las iglesias a un mayor compromiso
para combatir la pandemia y acoger a las personas seropositivas en sus comunidades.
"Las comunidades de fe tienen la responsabilidad de luchar
por que los tratamientos antirretrovirales, así como el tratamiento de otras infecciones
oportunistas, sean accesibles y asequibles a todos" aquellos que los necesiten,
afirma la declaración del comité central del CMI. "Por primera vez en la historia,
el mundo posee los medios para invertir la tendencia de la epidemia mundial,"
señala la declaración. El liderazgo de las iglesias es
alentado a que "desempeñen su función de defensores de políticas justas y hagan
a los gobiernos responsables de sus promesas." En particular, la declaración "pide
a los gobiernos del G8 que cumplan sus promesas de financiación y acción para
conseguir acceso universal a tratamiento, cuidado y apoyo para 2010." Además,
pide al sector privado, especialmente las empresas farmacéuticas, que "inviertan
en las investigaciones necesarias" y "que aseguren que sus medicamentos destinados
al tratamiento del VIH estén a disposición a bajo precio en los países de ingresos
bajos y medios." Miembros valiosos de la comunidad
El comité central del CMI reconoce que "aunque las iglesias
han estado al frente de la atención y el apoyo de las personas afectadas por la
pandemia, muchos de nosotros también hemos sido cómplices en la marginación y
estigmatización de las personas que conviven con el VIH y el SIDA." Por
lo tanto exhorta a las iglesias a "continuar jugando un papel crítico en la superación
de la pandemia mediante respuestas que estén matizadas por la compasión y cualificadas
por la competencia." Entre ellas, menciona "aportar información completa y basada
en pruebas sobre la prevención de la transmisión del VIH," así como "garantizar
el acceso a servicios de análisis y asesoramiento voluntarios y confidenciales."
El comité central del CMI también hace un llamamiento
a las iglesias y a los cristianos para que "fomenten una intervención y participación
más intensas y significativas de las personas que conviven con el VIH y el SIDA,"
así como también "la aceptación por parte de las iglesias de las personas que
conviven con VIH y SIDA." Ellos son "miembros valiosos de la comunidad," afirma
la declaración. Reflexión en curso La
declaración reconoce que hay "aspectos de la respuesta de las iglesias al VIH
y el SIDA en los que hay continuo desacuerdo." Por lo
tanto, si bien reconoce la "responsabilidad de todos de protegerse a sí mismos
mediante la práctica de la abstinencia fuera del matrimonio, la fidelidad en el
matrimonio y un modo de vida saludable que incluya el rechazo al consumo de drogas,"
también requiere una "reflexión ecuménica contínua" sobre "la respuesta a quienes,
en contra del testimonio [de las iglesias], participan en actividades sexuales
de alto riesgo o consumen drogas, [respuesta que incluye] los medios apropiados
para la prevención." El comité central del CMI exhorta
a las iglesias a fomentar "una reflexión teológica y ética más profunda sobre
el VIH y el SIDA," así como también "estimular debates abiertos e incluyentes
sobre cuestiones relacionadas con la sexualidad, la violencia de género y la utilización
de drogas intravenosas, a fin de que las personas y las comunidades tengan la
capacidad para ser menos vulnerable al VIH." El SIDA,
que causa ocho mil muertes diarias y ha dejado huérfanos a 13 millones de niños
y niñas, "continúa representando una grave amenaza para lahumanidad." El hecho
de que muchas personas sigan estando "mal informadas" y por lo tanto "no estén
equipadas para prevenir esta enfermedad eminentemente evitable" hace "imperativo
comprometerse y trabajar por superar los virus de la ignorancia, la disidencia
y el miedo." La "Declaración sobre la respuesta compasiva
de las iglesias al VIH y al SIDA" es la tercera emitida por el comité central
del CMI en su historia. La primera fue aprobada 1986 y la segunda en 1996. Consejo
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