6 septiembre 2006 Por Juan Michel Como
observador oficial de la Iglesia Católico Romana, monseñor John Radano es una
presencia bien conocida en las reuniones del comité central del Consejo Mundial
de Iglesias (CMI). Jefe de la Sección Occidental del Pontificio Consejo para la
Promoción de la Unidad de los Cristianos, y enlace principal entre el Vaticano
y la Comisión Fe y Constitución del CMI, en esta entrevista Radano comenta la
primera reunión del nuevo comité central del CMI. ¿Cuál
es su evaluación de la primera reunión del nuevo comité central del CMI? Ha
sido una buena reunión, con un espíritu muy positivo. Los delegados se han encontrado
por primera vez y, como uno de ellos señaló, se dieron cuenta de que son parte
de una familia más amplia. Una de las principales tareas
del comité ha sido la reorganización de los programas de trabajo del Consejo.
Creo que todas las áreas históricas de interés del Consejo han sido incluidas:
misión, justicia y problemas sociales, Fe y Constitución. Esta reunión ha trabajado
intensamente en la reforma de los programas, y ahora el Consejo centrará sus esfuerzos
en promover esas inquietudes de la mejor manera. Ahora
tenemos que esperar y ver cómo funcionan la nueva estructura y el nuevo estilo
de trabajo. Ciertamente, habrá que hacer algunos ajustes y se harán mejoras en
el camino. En relación con Fe y Constitución, este nuevo estilo podría significar
que las distintas unidades tengan contribuciones que hacer, y sin duda aprenderán
unas de otras -pero esto no es algo totalmente nuevo.
En la reunión anterior del comité central, usted dijo que la metodología de consenso
permite pasar "de la confrontación al diálogo." ¿Aún piensa lo mismo? Sí,
sigo siendo optimista. El consenso es un aporte de la Comisión Especial sobre
Participación Ortodoxa, que se ha implementado aquí por primera vez después de
la IX Asamblea, y como tal, es un buen punto de partida. Quizás
se necesite trabajar más en cuanto a cómo llevar esto a la práctica, buscando
un equilibrio entre el tiempo disponible y la necesidad de debates en profundidad,
que podrían sostenerse dentro de los subcomités. También en cuanto a orientación
y formación de los participantes, incluso aquellos que tienen la responsabilidad
de moderar. Ahora, uno de los desafíos principales de
este comité central será implementar el resto de los aportes de la Comisión Especial,
como por ejemplo los desafíos eclesiológicos, y toda el área de la oración en
común. A propósito, la Comisión Especial constituye uno de los logros recientes
más significativos del Consejo. Usted ha mencionado
Fe y Constitución. ¿Qué opina de su posición en la nueva estructura? Fe
y Constitución está bien encaminada después de la reunión de su Comisión Permanente,
llevada a cabo el pasado mes de junio, donde se fijó la agenda de trabajo para
los próximos años. En esta reunión, el comité central afirmó ese programa. Para
nosotros los católicos, Fe y Constitución es una parte realmente esencial del
trabajo realizado por el CMI. Y porque tiene esa importancia tan singular, dado
que trata asuntos básicos de nuestro entendimiento de la fe, la vemos como una
prioridad. Algunos pueden ver una confrontación o
al menos una competencia entre el ecumenismo multilateral y el ecumenismo bilateral.
¿Qué piensa al respecto? Ambos enfoques son valiosos.
Como dije, la Iglesia Católica está muy comprometida con Fe y Constitución. Ese
es un enfoque multilateral, y dentro del mismo discutimos problemas tales como
el bautismo y la eclesiología. Pero los enfoques bilaterales -como por ejemplo
la Declaración Conjunta sobre la Doctrina de la Justificación, firmada por el
Vaticano y la Federación Luterana Mundial-, permiten encarar temas específicos
de interés para dos partes. Considero que estos dos enfoques
son complementarios, en la medida en que seamos conscientes de que el movimiento
ecuménico es uno, aunque incluye muchas voces. Consejo
Mundial de Iglesias Juan Michel, encargado de prensa del CMI, es miembro de
la Iglesia Evangélica del Río de la Plata en Buenos Aires, Argentina. |