29 marzo 2006
WASHINGTON – El obispo Frank Griswold, presidente y primado de la Iglesia Episcopal en los Estados Unidos de América, pidió al senado de su país que rechace las medidas punitivas antimigratorias que han sido puestas a su consideración, y lo instó a que disponga un sistema migratorio "justo y humanitario."
Griswold emitió una declaración donde calificó de "impráctica e inmoral" la medida presentada por la Cámara de Representantes. "Yo creo que una ley que ignora la pobreza que impulsa a estas personas a tomar riesgos tan inmensos para cruzar la frontera, e ignora los sectores de nuestra economía que necesitan trabajadores, es tanto impráctica como inmoral," dijo al Servicio Episcopal de Noticias.
"Aunque hay quienes quieren invertir en murallas más altas y barreras más complejas o castigar a quienes su único crimen consiste en tratar de escapar de la miseria, nosotros apoyamos un enfoque más humano y realista," aseguró.
Propuso un sistema que permita la entrada sistematizada y legal a los Estados Unidos a un número de trabajadores significativamente mayor, extendiéndoles la oportunidad de llegar a ser miembros permanentes de las comunidades, en caso lo deseen así.
"Como cristianos, estamos llamados a recordar el mandato evangélico a ser hospitalarios con el forastero," indicó tras enfatizar que como miembros de la Iglesia Episcopal, aceptaron un pacto bautismal que los impulsa a buscar y servir a Cristo en todas las personas.
La Iglesia Episcopal planteó algunos principios que a su juicio, deberían servir de guía al Senado, como facilitar permisos para que ingresen al país los familiares de los trabajadores inmigrantes y permitir que los trabajadores temporales indocumentados, puedan conseguir residencia legal y, finalmente, la ciudadanía.
Señaló que la norma debe garantizar que los inmigrantes que trabajan legalmente en los Estados Unidos, tengan los mismos derechos y beneficios otorgados a los demás trabajadores, incluyendo la libertad de buscar otro trabajo.
Griswold sostuvo que el estado debe reconocer las contribuciones e inversiones de las personas indocumentadas en la comunidad estadounidense "y ofrecerles un camino para salir de las sombras, e integrarse plena y legalmente a nuestra sociedad."
"Criminalizar a quienes contribuyen honestamente con su labor es una respuesta errónea," dijo , al tiempo que rechazó los intentos de ilegalizar "aquellos actos de generosidad que ofrecemos al forastero, sin tener en cuenta su estado inmigratorio."
Anunció que su organización animará a los episcopales a resistir cualquier clase de avasallamiento a su fe. "Basar la política nacional en el miedo de los forasteros y en el rechazo de los recién llegados y cuyas habilidades necesitamos, está en conflicto con las enseñanzas del Evangelio," afirmó el obispo.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
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