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Caricaturas De Mahoma Sublevan Al Mundo Musulmán

7 febrero 2006
Por Manuel Quintero

GINEBRA Suiza – En su apacible oficina en Harvard, lejos de los violentos tumultos que estremecen al mundo musulmán, el profesor Samuel Huntington puede sentirse satisfecho. Diez años atrás, la aparición de su obra "Choque de civilizaciones" provocó un álgido debate y un amplio rechazo en la comunidad académica. Hoy, los hechos parecen darle la razón a la tesis fundamental de aquel ensayo: ‘La última fase en la evolución del conflicto en el mundo moderno, estará caracterizada por la confrontación entre civilizaciones.'

En el origen del último episodio en la larga cadena de choques entre Occidente y la civilización islámica, está una serie de doce caricaturas, publicada el pasado 30 de septiembre por el diario danés Jyllands-Posten, el de mayor tirada en el país. Una serie titulada "las caras de Mahoma," en la que doce dibujantes dieron rienda suelta a su imaginación y, probablemente sin proponérselo, pusieron en marcha un conflicto de civilizaciones de alarmantes proporciones.

De la Franja de Gaza a Nigeria, de Indonesia a Arabia Saudita, los musulmanes han protestado con creciente beligerancia y, en ocasiones, con desenfrenada violencia: incendiando las embajadas de Dinamarca y Noruega el sábado 4 en Damasco y este domingo en Beirut, donde también se produjeron ataques contra un templo maronita y el barrio cristiano de la capital libanesa.

En Arabia Saudita y Egipto, las cámaras de comercio llamaron a un boicot de los productos escandinavos. Dinamarca exporta productos a Oriente Medio por un valor anual de 675 millones de euros, la mitad a Arabia Saudita, y si bien esta cifra representa apenas el 1 por ciento del conjunto de las exportaciones danesas, compañías como el consorcio lácteo sueco-danés Arla Foods están siendo seriamente afectadas.

La prohibición de los ídolos es común a las tres grandes religiones monoteístas. Por eso Moisés, en aquel extraordinario encuentro con Dios que narra el capítulo 33 del Exodo, solo puede ver las espaldas del Altísimo, lo que le imposibilita reproducir el rostro divino. De igual manera, el Islam prohíbe la representación gráfica de Mahoma, para prevenir cualquier intento de idolatría.

LAS RAZONES DEL JYLLANDS-POSTEN

El por qué este diario conservador se animó a publicar esos dibujos es materia de debate. Flemming Rose, el director de la sección cultural del Jyllands-Posten y responsable directo de su publicación, acompañó las caricaturas con un artículo de fondo en el que alegaba que "la sociedad moderna y secular es rechazada por algunos musulmanes."

Según Rose, esos musulmanes exigen una consideración especial para sus propios sentimientos religiosos, "una postura irreconciliable con una democracia secular o con la libertad de expresión, donde es necesario aceptar que uno sea criticado, objeto de burla, ridiculizado."

La salida del Jyllands-Posten puede explicarse, según otro editorialista danés, por el clima político existente en Dinamarca, marcado por el debate en torno al multiculturalismo.

"Ellos buscaron ofender a los musulmanes y lo consiguieron de un golpe. Existe la voluntad de ofender porque eso es parte de la lógica presente en el ambiente político de Dinamarca. Porque el problema más grande en Dinamarca es la integración de las minorías, entre las cuales el grupo más grande es el de origen musulmán," declaró Tøger Seidenfaden, director de redacción del diario Politiken.

Si en efecto la intención era ofender al mundo musulmán, el éxito no pudo ser mayor. Los musulmanes de todas las latitudes sintieron en carne propia la ofensa a su profeta como una nueva humillación que les infligía Occidente.

Irán -protagonista de un tenso duelo con la Unión Europea y Estados Unidos en torno a su programa nuclear-, calificó la publicación de las caricaturas de "ataque organizado al mundo musulmán." Y en Naplusa, en Cisjordania, el imam Hassan Sharaf dijo en un sermón: "Si quieren una guerra de religiones, estamos listos."

REACCIONES EN OCCIDENTE

La escalada del conflicto parece haber tomado por sorpresa al gobierno de Dinamarca, que en octubre pasado rechazó una solicitud de los embajadores árabes acreditados en ese país para discutir el asunto.

Anders Fogh Rasmussen, el primer ministro danés, ha dicho que desaprueba las caricaturas y cualquier ataque sobre la religión. Pero ha reiterado que su gobierno no interferirá en un asunto que tiene que ver con la prensa y la libertad de expresión.

En Finlandia, el ministro de Asuntos Exteriores Erkki Tuomioja afirmó que "no es este realmente el momento de agravar deliberadamente la desconfianza entre las grandes culturas y religiones y de provocar a los extremistas de ambos lados." Y -apartándose de la tradicional solidaridad nórdica- criticó a Dinamarca por no haber ofrecido excusas ante la indignación causada por los dibujos.

Por su parte, Ursula Plassnik, ministra austríaca de Asuntos Exteriores, condenó sin ambages "las declaraciones y actividades que denigran una religión de manera ofensiva."

También en Italia, el ministro del Interior, Giuseppe Pisanu, declaró que "los símbolos religiosos de cualquier religión que se trate, debe ser respetados y no pueden ser objeto de sarcasmos, de sátiras o de burlas."

Una declaración que encontró un eco en las palabras de Joaquín Navarro-Valls, el portavoz de la Santa Sede, quien señaló que "la libertad de expresión no da derecho a herir el sentimiento religioso de los creyentes" y pidió "un clima de respeto mutuo para favorecer la paz entre los hombres y las naciones."

Entre tanto, los autores de las desdichadas caricaturas de Mahoma han dejado de ofrecer entrevistas a la prensa y, por lo que se sabe, evitan cualquier contacto con el público, temerosos de ser víctimas de algún extremista musulmán. Probablemente han escuchado que un imam ya declaró ante sus feligreses que los responsables de las caricaturas deben ser decapitados.

Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación

 

 


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Last Updated February 11, 2006