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Una Perspectiva Protestante Sobre Las Elecciones De 2006

25 octubre 2005
Por Leopoldo Cervantes-Ortiz

MÉXICO – Ante la cercanía del proceso electoral del año próximo, y en vista de que algunas jerarquías eclesiásticas han entrado de lleno al jaloneo típico de la política mexicana, parece que no resulta muy precipitado plantear algunas observaciones e hipótesis desde espacios eclesiales, en este caso, protestantes.

Si consideramos que a partir de 1992, a raíz del cambio de estatus constitucional de todas las iglesias comenzó a surgir un interés inusitado en el protestantismo por las cuestiones políticas, es posible advertir algunas líneas de comportamiento eclesiástico que permiten ahora, después de casi tres lustros, construir un modelo de análisis.

1. Antecedentes

En otro momento, califiqué la transformación de las mentalidades, discursos y acciones evangélicos como el proceso mediante el cual se pasó, primero, "de un apoliticismo consuetudinario y dualista al protagonismo coyuntural"; segundo "del priísmo acrítico al politicismo beligerante" y, tercero, "del corporativismo a la atomización de las representaciones."[1]

Todo ello en razón de que, al igual que para todo el país, la experiencia verdaderamente democrática era inédita para las comunidades protestantes, incluso al interior de su vida cotidiana, pues aunque se esbozó un acercamiento a la praxis de las iglesias en ese sentido, las evidencias más bien eran contradictorias.[2] Con un presidente (Salinas de Gortari) empeñado en lograr que la segunda mitad de su sexenio obtuviera la legitimidad que no había logrado en la primera parte del mismo, los liderazgos evangélicos creyeron, honesta e ingenuamente, que debían sumarse al proyecto salinista sin mucha visión de lo que los acontecimientos significaban.

Luego del estallido zapatista, localzado en un territorio dominado, simultáneamente, por el priísmo más acérrimo y la descatolización más acentuada del país, las aguas se fueron asentando, aunque el protagonismo de líderes y organizaciones alcanzó niveles preocupantes, al grado de que se habló mucho de la posibilidad de articular un frente o partido confesional, marcado desde su origen por las tendencias corporativas y clientelares de sus eventuales dirigentes, los mismos que comenzaron a aparecer con mayor frecuencia en los medios escritos.

Con Zedillo quedó bien claro que esos sueños no se cumplirían y que, acaso, uno de los logros mayores del sexenio en materia religiosa sería la conformación del Consejo Interreligioso de México, adonde, paradójicamente, se concentraron algunos de los cuadros dirigentes de las iglesias evangélicas que suponían que la participación política ideal consistía en aparecer al lado del Secretario de Gobernación (ministro del Interior).

Las figuras políticas evangélicas más conocidas, que casi nunca buscaron una vinculación orgánica de sus posturas con la comunidades de las cuales procedían, se eclipsaron ante una nueva forma de hacer política y que anunciaba lo que vendría después.

2. Las elecciones del 2000 y el foxismo

Diez años después, ante las expectativas creadas por las elecciones del 2000, y luego de un sexenio casi completo dominado por la insistencia casi enfermiza en la palabra cambio, una realidad que no alcanza a cumplirse cabalmente, la situación se presenta dominada por un sentimiento de decepción, especialmente si se considera que los desplantes religiosos de Vicente Fox no han contribuido, al menos en el medio evangélico, a proporcionar la certeza de que su discurso público encuentre congruencia con muchas de sus acciones.

Las muy divulgadas reuniones con las cúpulas eclesiásticas han generado un reacomodo de la representación evangélica que aun cuando no alcanza a tener la beligerancia que puede advertirse en otros países latinoamericanos (como Perú, Chile o Brasil), sí ha abierto las puertas a liderazgos que pretenden aprovechar el vacío de poder que se ha manifestado, sobre todo en los últimos meses.

Se conocieron bien los nombres de los asesores evangélicos del llamado "gabinete religioso," algunos procedentes del Consejo Interreligioso, que soñaron con la oferta de que de dicho organismo saldría la nueva dependencia encargada de tratar con las iglesias. Carlos Martínez García lo resumió muy bien.[3]

Como parte de un trabajo de investigación más amplio, el doctor Mariano Ávila presentó hace unos meses un análisis del comportamiento de un sector de las iglesias evangélicas en las elecciones del año 2000. Luego de mostrar estadísticas que abarcan diversos rubros, entre sus conclusiones señala: Una de las notas sobresalientes es la notable presencia del PAN en el voto evangélico. Un partido tradicionalmente asociado con la iglesia católica romana no ha sido tradicionalmente santo de la devoción evangélica, por usar un eufemismo.

Las posibles razones de este cambio significativo de una denominación principalmente priísta, se puede deber al discurso moralista de Fox, a la militancia y propaganda de algunos líderes evangélicos a favor de ese partido, al anuncio de los diez puntos de Fox que habrían de normar sus relaciones con las iglesias o incluso al voto útil de muchas personas que más bien votaron contra el PRI.[4]

Estas observaciones tienen que ver con el hecho innegable del "comportamiento religioso" de Fox en lo que va del sexenio. La actitud de las comunidades evangélicas o, como maneja Ávila, "el evangélico promedio," se ha visto afectada directamente porque existe un factor inconsciente acerca de la necesidad de un ejercicio no disimulado, franco, del laicismo, que se asocia con la tolerancia y la libertad de culto.

No se establece la relación entre protestantismo y liberalismo, pero se percibe como una agresión la abierta parcialidad del gobierno hacia la mayoría católica, sobre todo ante un evento de fuerte impacto mediático como la visita de Juan Pablo II, que evidenció lo que para muchos fue una actitud entreguista e ignorante de la historia del país.[5] Esto no se puede paliar con los diversos signos de apertura que se han visto, entre los que se pueden contar el intento por erigir un monumento a la Biblia en una calle del Centro Histórico o las invitaciones a las dirigencias evangélicas para desayunar en Los Pinos.[6]

Por ello, y buceando un poco más en la percepción evangélica acerca del cambio en las preferencias electorales, Ávila agrega: Los cambios significativos en la sociedad mexicana y en nuestras iglesias no vendrán nunca de arriba hacia abajo. No es desde arriba que se da la democracia. Esta es construcción cotidiana que nace en los hogares, se nutre en la práctica y uso democrático del poder en las iglesias, y se consuma en la construcción de un país en el que las relaciones sociales son de respeto y aceptación del otro, en el que hay lugar para todos y en el que toda persona es respetada y honrada por el alto valor que todo ser humano tiene por ser portador de la imagen de Dios.[7]

No podría terminar esta sección sin aludir brevemente a los nuevos episodios de intolerancia que se han presentado en Ixmiquilpan, Hidalgo, desde 2001 y que este año han vuelto a surgir, y Jalisco, donde cerca de 70 familias de indígenas huicholes evangélicos han padecido hostigamiento por parte de la mayoría católica, e incomprensión y apatía por parte de las autoridades estatales.[8] La reacción del gobierno federal bien se puede calificar de "tibia."[9]

3. Perspectivas

En esta ocasión, han surgido algunas situaciones inéditas que bien pueden ejemplificar el tipo de desafíos que estas próximas elecciones plantean a las iglesias evangélicas. Hace algunos meses, un dirigente evangélico dijo que había recibido la oferta de los tres principales partidos políticos para contender por un cargo de elección. Su cercanía con Santiago Creel, quien no tuvo empacho en inaugurar hace un año la Expo Cristiana, una especie de feria del libro que se lleva a cabo en el World Trade Center,[10] evidenció un acercamiento que se ha visto alterado desde que Creel dejó su puesto para buscar la candidatura presidencial.

La asociación civil "Por un México mejor" surgió, según sus organizadores, "ante la manipulación de las verdad con que los gobernantes pretenden justificar sus actos." Busca, además, "superar la ‘automarginación' de algunas de sus iglesia en relación con el acontecer nacional."[11] Una de sus primeras declaraciones consistió en criticar el derroche económico de las campañas, por considerarlo una ofensa "ante la situación de pobreza de miles de mexicanos."

De este modo, dicha asociación, que aglutina, al parecer de manera apartidista a algunos representantes de iglesias, se presenta como una especie de ombudsman o contraloría ética de los actores políticos, en una apuesta muy diferente a los impulsos previos. Antes de constituirse, la convocatoria hablaba de la necesidad de articular un "proyecto de nación."

El comunicado de prensa señalaba que "los evangélicos pugnan por el fortalecimiento de la laicidad del Estado, debilitado en los años de gobierno del presidente Vicente Fox, el respeto al estado de Derecho y por una visión basada en valores y fundamentos bíblicos." Se proponía también como tema central la elaboración de "un proyecto cristiano de nación en las siguientes líneas: pastoral social, misión urbana y rural, conservación de resultados, economía, salud pública, política social, educación, formación de líderes, familia, participación de laicos en política, derechos humanos, políticas públicas y medios de comunicación."

Dicha propuesta recibió una fuerte crítica, pues nuevamente se advirtió la tentación del poder, señalada líneas arriba por Carlos Martínez García, quien luego de repasar los antecedentes, arremetió contra la nueva iniciativa: Ahora con los tiempos políticos adelantados a que obligó el vacío del foxismo, y su incapacidad para gobernar, también los evangélicos, más bien un grupo considerable de ellos, han decidido movilizarse para influir de alguna manera en las elecciones presidenciales de 2006.

Con este fin los dirigentes de las principales asociaciones religiosas evangélicas, tanto por su antigüedad como por el número de creyentes que militan en ellas, están convocando a una especie de cónclave que denominan "Magna tercera reunión nacional de líderes pastorales y laicos prominentes" [...] El comité convocante y sus asesores está compuesto por 10 personajes, todos clérigos profesionales.

El evangelicalismo siempre consideró que su trabajo tendría que ser realizado con sus propios recursos y métodos. Hoy por todo el mundo donde el protestantismo de corte evangélico se está expandiendo, que por cierto es el más dinámico y con ansias de conquista, algunos de sus líderes piensan que es tiempo de cosechar posiciones políticas y electorales, para una vez ganados cargos de elección popular impulsar principios éticos característicos de sus iglesias. Antes partidarios de una estricta separación Estado-Iglesias (en plural porque hay más de una en México), ahora los evangélicos parecen estarse inclinando hacia la posición católica de considerar al Estado y sus aparatos como medios y facilitadores para extender, si no es que imponer, ciertas creencias particulares a la generalidad de la población.[12]

Esta crítica apunta hacia el hecho de que los nuevos cuadros dirigentes no tienen noticia suficiente del trasfondo ideológico que informaba la mentalidad evangélica en relación con la política. La observación de que esta asociación es presidida por "clérigos profesionales" trae a la luz lo que es un secreto a voces: que los laicos/as siguen siendo dominados por minorías que pretenden representarlos sin consultas previas.

Otra novedad es el interés del gobierno del DF por abrir una Oficina de Asuntos Religiosos cuyo titular ha tenido encuentros no sólo con representantes oficiales de las iglesias sino con militantes que por una u otra razón no coinciden con las orientaciones de aquéllos, lo cual plantea la posibilidad de promover actividades que no necesariamente pasen el filtro de las cúpulas. Si a ello le agregamos el creciente rumor de la filiación religiosa de Andrés Manuel López Obrador, de quien persistentemente se señala su adherencia a algún grupo evangélico.

Sea verdad o no, lo cierto es que, al igual que el priísta Roberto Madrazo, el precandidato perredista procede de una región del país con una fuerte presencia evangélica y manifiesta continuamente un juarismo que no puede no ser sólo una pose.

Acaso se adivina detrás de esta nueva dependencia la posibilidad de una nueva política sobre el tema, a contracorriente de lo realizado en este sexenio, en que el carácter laico del gobierno se ha visto sumamente mermado. De cualquier manera, la defensa del laicismo seguirá siendo un argumento insustituible, pues como se ha visto en estos días con el llamado del cardenal Norberto Rivera a la desobediencia civil en relación con la eutanasia, y la reacción de Carlos Abascal, propia de un militante más que de un secretario de Estado, el gobierno actual no ha querido ni siquiera guardar las formas.

Un artículo de Bernardo Barranco expresa bien la imagen que ofrece el secretario de Gobernación, no sólo para los integrantes de las iglesias sino para la sociedad en general: Considero más preocupantes las declaraciones del secretario Abascal, quien se detenta jusnaturalista frente al derecho positivo imperante en este país desde las leyes de Reforma. Postura válida para un individuo, pero no para un hombre de Estado ni mucho menos para un secretario de Gobernación. Sin dramatizar, es innecesario jugar con fuego: ahí están en la memoria simbólica de este país las dos grandes guerras fratricidas. Tanto en la guerra de Reforma, siglo XIX, como en la cristera, siglo XX, la fe y la política, la religión y la lucha armada se fanatizaron. [...]

La globalización ha evidenciado a México como un país cada vez más multicultural; el modelo de la integración de los individuos se desarrolla no sólo de minorías, sino de las reivindicaciones de sectores culturales antes rechazados y desconocidos. Ha llegado el momento de discutir ampliamente el papel de las religiones, de las Iglesias y de las creencias populares en la construcción de un México moderno sin las pretensiones monopolizadoras ni absolutistas de antes.[13]

Si el protestantismo ha sido, dentro y fuera de este país, un promotor de la secularización y de la tolerancia, simultáneamente, es de esperarse que reivindique dicha tradición en los tiempos que vienen. Pues así como apareció en la historia de México, en lucha permanente contra el monopolio religioso y contra cualquier forma de autoritarismo, deberá ser fiel a sus orígenes.

Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación
[1] L. Cervantes-Ortiz, "Política y nuevo régimen constitucional de las iglesias: mentalidades, discursos, acciones," ponencia presentada en el Seminario Teológico Presbiteriano de México, 8 de agosto de 1995, 10 pp.
[2] Cf. Rubén Ruiz Guerra, "Protestantismo y democracia en México. Estudio de tres casos," en Roberto J. Blancarte, coord., Religión, Iglesias y democracia. México, La Jornada-Centro de Investigaciones Interdisciplinarias enHumanidades/UNAM, 1995, pp. 236-237.
[3] C. Martínez García, "Los evangélicos y la tentación del poder," en La Jornada, 22 de junio de 2005: "Fue el caso de quienes se sumaron con entusiasmo a la campaña de Vicente Fox, e inclusoparticiparon en lo que se conoció como el gabinete religioso foxista, conformado antes de las elecciones presidenciales de 2000 y que supuestamente se haría cargo de la Subsecretaría de Asuntos Religiosos. En el amasijo se articularon católicos y protestantes, y uno de sus ideólogos envió una carta a líderes y feligresía evangélica demandando el voto en favor de Fox, a quien presentó como hombre de Dios para sacar a México del ostracismo. Cabe mencionar que ese mismo escritor de la epístola fue antes un decidido apologista del salinismo."
[4] M. Ávila Arteaga, "Actitudes políticas de los presbiterianos durante las elecciones del año 2000," conferencia presentada el 15 de julio de 2005, en Boletín Informativo del Centro Basilea de Investigación y Apoyo, A.C., núm 19, julio-septiembre de 2005, p. 14.
[5] Cf. L. Cervantes-Ortiz, "La quinta visita del Papa a México. Apuntes y reflexiones," en Signos de Vida, revista del Consejo Latinoamericano de Iglesias, núm. 25, septiembre de 2002, pp. 38-39.
[6] Miriam López Guevara, "Proclama monumento a la Biblia una sociedad más justa," en http://www.labibliaweb.com/articulo/52/605. Cf. "Versión de la entrevista al presbítero Abner López Pérez, director de la Sociedad Bíblica de México, realizada en la Secretaría de Gobernación," en http://segob.gob.mx/templetas/discurso.php?id=3344; "El Presidente de la República se reunió con el Gobernador de Michoacán y con líderes religiosos evangélicos," 22 de septiembre de 2004, en http://www.presidencia.gob.mx/actividades/?contenido=15276&pagina=76.
[7] M. Ávila Arteaga, op. cit., p. 15.
[8] Cf. Carlos Martínez García, "Eso les pasa por ser religiosamente incorrectos," en La Jornada, 28 de septiembre de 2005.
[9] Cf. "Nuevo caso de intolerancia en Ixmiquilpan," en http://www.alcnoticias.org/, 4 de octubre de 2005; Carlos Matínez García, "Los acosados de Ixmiquilpan," en La Jornada, 12 de octubre de 2005: "Como en 2001, en la Subsecretaría de Asuntos Religiosos se han girado instrucciones a los funcionarios locales para que busquen conciliar a los grupos quemantienen el diferendo. Pero el asunto aquí es que existe gran diferencia en las partes: una es la hostigada, que vive bajo amenaza de ser linchada; la otra es beligerante y negadora de derechos reconocidos por la Constitución mexicana. De nueva cuenta las autoridades federales y locales hablan de instalar una mesa de diálogo, hacen llamados a la reconciliación, pero olvidan ejercer acciones expeditas y contundentes, para las que están facultadas por ley, para simple y sencillamente hacer cumplir la legislación y aislar a quienes vulneran el Estado de derecho. Si creen que con llamados a la tolerancia los atacantes se van a moderar, cinco años muestran que no lo han hecho; entonces, tal vez su vocación esté más por el lado de convertirse en pacíficos predicadores de la armonía social, pero lejos de la función de servidores públicos que garantizan el libre ejercicio de los derechos de la ciudadanía. Véase, además: Reabrirán caso de matanza de indígenas de Acteal," en http:// www.alcnoticias.org/, 6 de julio de 2005.
[10] "Palabras del Secretario de Gobernación, Santiago Creel Miranda, durante la ceremonia de apertura de la Expo Cristiana 2004, que se realizó en el World Trade Center Ciudad de México," 21 de octubre de 2004, en http://segob.gob.mx/templetas/discurso.php?id=3344. Creel agradeció dos veces en su discurso la invitación del director de la Sociedad Bíblica de México.
[11] "Evangélicos crean asociación para une mejor presencia pública," en http://www.alcnoticias.org/, 30 de junio de 2005.
[12] C. Martínez García, "Los evangélicos y la tentación del poder," op. cit.
[13] B. Barranco, "El cardenal, Abascal y la desobediencia civil," en La Jornada, 19 de octubre de 2005.

 

 


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Last Updated January 2, 2006