Published by the Queens Federation of Churches
La IECLB Necesita Crecer Y Cambiar Si Quiere Tener Futuro Afirma Gottfried Brakemeier

11 agosto 2005

SÃO LEOPOLDO, Brasil – Para ser viable, la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en Brasil (IECLB) necesita crecer, y para ello precisa cambiar, ya que bajo las condiciones actuales no tiene futuro dijo el doctor Gottfried Brakemeier, ex presidente de la iglesia y expresidente de la Federación Luterana Mundial.

Según Brakemeier "la temida división de la IECLB está en proceso" debido a las diferentes corrientes que subsisten en su interior y advirtió que si ella cerrase sus puertas haría mucha falta en el movimiento ecuménico brasileño. Por eso, afirmó, vale la pena invertir en su continuidad, lo que implica eliminar barreras internas que traban su crecimiento, controlar las fuerzas centrífugas y unirse en torno a un proyecto común.

Las fuerzas centrífugas a las cuales se refiere el ex-presidente de la IECLB son las varias "iglesias" que existen en la misma estructura: Pastoral Popular Luterana, Movimiento Encontrão, Misión Evangélica Unión Cristiana, Comuniòn Martín Lutero, Renovación Carismática. Destaca, sin embargo, que las diferencias no son perjudiciales mientras los sectores permanezcan integrados y "empujando" el carro en la misma dirección.

"Ese no es el caso de la IECLB," señaló Brakemeier en un retiro de profesores de la Escuela Superior de Teología (EST), a finales de julio. Dijo que la iglesia tiene tres facultades de Teología, centros de formación de obreros con referencias bibliográficas y orientación teológica distintos y los movimientos (iglesias dentro de la iglesia) tienen sus propios devocionarios, cancioneros, editoras y hasta algún aparato administrativo, así como sus propios encuentros de reflexión.

Brakemeier destaca que las grandes víctimas de las discrepancias en la iglesia son las comunidades y parroquias, y cree que "si ellas hubiesen optado a favor de una de las ‘líneas' en la IECLB, la ruptura ya estaría consumada hace tiempo."

El líder luterano hizo referencia al estudio del ex-secretario general de la iglesia, pastor Gerd Uwe Kliewer, que compiló y evaluó datos estadísticos proporcionados por las parroquias de 1998 a 2002. El estudio da cuenta de que la iglesia tiene 715 mil miembros, menos de 0,5 por ciento de la población de Brasil estimada en 180 millones de habitantes.

De acuerdo al estudio de Kliewer, de 1997 a 2002 la IECLB creció apenas el 0,34 por ciento. Las familias evangélicas luteranas tienen hoy en promedio menos hijos que en el pasado. Su número absoluto, sin embargo, no decreció porque aumentó el índice de expectativa de vida y eso significa que sus miembros son, en promedio, más viejos. La iglesia no acompaña el ritmo de crecimiento de la población brasileña.

Tímida en el pasado, sin haber desarrollado un proyecto de misión porque se limitó a pastorear a los inmigrantes alemanes, la IECLB tendrá que definir, con urgencia, su identidad "en términos rigurosamente confesionales." La mera fuerza de la tradición no va asegurar a los miembros en la iglesia.

El líder luterano dijo que la IECLB aún está lejos de ser una iglesia misionera. Una iglesia que pretenda hacer misión no puede quedar escondida, y recomendó el uso de los medios como instrumento imprescindible en la tarea evangelizadora.Sin pretender imitarlos, el ex-presidente de la FLM sugirió que los luteranos aprendan el uso de los medios que demuestran los católicos y pentecostales.

En los "Apuntes críticos sobre la viabilidad de la IECLB," Brakemeier no recomienda copiar estilos ajenos. "Si quisiéramos imitar a los pentecostales, sepamos que ellos lo hacen mejor," advierte. No niega, sin embargo, la necesidad de un "aprendizaje ecuménico," ya que la iglesia luterana "está impedida de cultivar un estéril confesionalismo distante de los anhelos de las multitudes en el siglo XXI."

La IECLB debería conscientizarse, de forma enérgica, con respecto a su talento. El problema en la época de Lutero y de los reformadores, como en los días actuales, no era falta de religiosidad. "Mas era una religiosidad ‘ignorante,' ingenua, hasta estúpida, desorientada. Lo mismo vale hoy: Fe y religión no son sinónimos. Existen, eso sí, afinidades," agrega. Si la religiosidad está muy viva en la actualidad, la fe está en profunda crisis.

Brakemeier invita a redescubrir el encanto de la fe luterana. "Su encanto no se limita a algunos dogmas y axiomas de fe. Habla de una manera de ser. Reside en una hermenéutica bíblica que sabe distinguir entre letra y espíritu; en un realismo antropológico que se recusa a divinizar como también a demonizar al ser humano; en una libertad comprometida que se distancia tanto del legalismo como de la permisividad."

La confesión luterana invita a la fe sin prohibir el raciocinio crítico. "Ella quiere ‘creyentes pensantes,' gente que sabe juzgar las cosas, dice. Y concluye: "Subdividir el mundo en bandidos y buenos; en ganadores y perdedores, en crédulos e incrédulos, en justos y pecadores, es una construcción de hipócritas o de ingenuos. Es una estupidez a la que la sabiduría del evangelio se opone."

Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación

 

 


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Last Updated August 13, 2005