30 mayo 2005
SÃO PAULO, Brasil – La Iglesia Católica ha perdido en los últimos años no solamente miles de fieles sino también su capacidad de influencia política, y su prerrogativa de hablar en nombre de las masas, afirma el sociólogo Reginaldo Prandi en una nota publicada en el influyente diario Folha de Sao Paulo.
"Hoy las catedrales católicas compiten, en Brasil, con las catedrales de los creyentes en términos de visibilidad e importancia," dice Prandi, profesor titular de la Universidad de Sao Paulo (USP) y autor del libro "Segredos Guardados" (Secretos Guardados), cuyo tema central es el candomblé.
Prandi agrega que el catolicismo tiene dificultades de colocarse en el plano político-partidario, mientras los evangélicos eligen diputados con facilidad.
En su libro Prandi analiza, entre otros temas, el asedio de los evangélicos sobre las religiones afro-brasileñas y la declinación del catolicismo en Brasil. Con la elección de Benedicto XVI, el catolicismo va a continuar perdiendo adeptos en el país, pronostica el sociólogo.
"América Latina ya habia perdido mucho con el papado de Juan Pablo II, que dio las espaldas a la región. Ese desinterés se va a agravar," vaticina, ya que la Iglesia Católica reasumió su posición reaccionaria, que quedara atrás con el progresismo de Juan XXIII y Pablo VI.
Contrariando a otros teóricos, Prandi dijo en la entrevista a Folha de Sao Paulo que no son necesariamente las iglesias que disponen de canales de televisión las que más crecen. "La audiencia de esas iglesias en la TV es muy pequeña. Lo que aún cuenta es la presencia del feligrés en el templo. Lo que cambió mucho es que hoy el templo está más adaptado a la vida en la gran metrópoli y hay templos que funcionan las 24 horas," puntualizó.
El profesor de la USP admite que la sociedad brasileña es tolerante en materia religiosa, lo que no significa que las religiones lo sean. "La sociedad se abre, mas las religiones se cierran" y puso como ejemplo que las denominaciones evangélicas son muy agresivas con las religiones afro-brasileñas, que se ven precisadas a defenderse.
Según Prandi hay una explicación teológica para tamaña agresividad. Para las religiones neopentecostales, la fuente del mal es el diablo. Y ese diablo, para los neopentecostales, está presente en las religiones afro-brasileñas."
El candomblé es la religión que más creció en los últimos años. Ese crecimiento, sin embargo, no logra compensar la pérdida de adeptos de la umbanda. El candomblé pasa por un "blanqueamiento," debido al interés y al paso de la clase media por los lugares de celebración religiosa, conocidos como los "terreiros."
Hoy el candomblé "es la religión con el mayor promedio de escolaridad de todas las religiones. ¿Por qué? Por causa de esa clase media que vino de la contracultura" de los años 60 del siglo pasado, cuando comenzó el fenómeno de la búsqueda de las raíces, de las tradiciones.
Prandi señala otro cambio en el enfoque religioso. "La historia de la religión mostraba que ella caminaba más ligada al mundo de los valores. Hubo un reflujo, ahora la religión es usada para pedir, para alcanzar cosas que no se refieren sólo a su vida espiritual, sino también a su vida material. Es una vuelta al mundo del ritual," afirmó.
Las iglesias evangélicas y las religiones afro-brasileñas se adaptaron bien a ese nuevo perfil religioso. Mientras los evangélicos desarrollaron la teología de la prosperidad, en las creencias afro, acotó el sociólogo, es posible tener acceso a los servicios mágicos sin comprometerse con la religión. Por eso "cada terreiro tiene un número mucho mayor de clientes que devotos," concluyó.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (ALC)
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