13 mayo 2005 Por Manuel Quintero
Gracia Violeta Ross no entendió el verdadero significado de su primer nombre hasta el día en que se descubrió portadora del virus de inmunodeficiencia humana, o VIH.
"No veo lógica humana alguna en mi caso, sino la acción de Dios. Una noche, después de conocer que el diagnóstico era positivo, me arrodillé sola en mi cuarto, oré y le pedí perdón a Dios. Y Dios me dio la sanidad en ese momento. Dios me ha dado la sanidad a través del VIH."
Este testimonio de la activista evangélica boliviana de 28 años fue uno de los más conmovedores presentados hoy en el plenario sobre sanación de la Conferencia Mundial sobre Misión y Evangelización.
Ross participó en un panel con Bernard Ugeux, antropólogo y teólogo católico romano de Francia; Erika Schuchardt, profesora universitaria alemana y experta en asistencia psicológica; Johannes Petrus Heath, pastor anglicano de Sudáfrica y VIH positivo; y Anthony Allen, psiquiatra de Jamaica.
Heath enfatizó que tener el VIH no significa necesariamente la muerte. El VIH es un virus que puede combatirse con medicación y alimentación adecuadas y con la aceptación de la sociedad. "El VIH es algo con lo que podemos vivir y no algo por lo que debemos morir," dijo.
Es necesario romper las barreras del estigma y la marginación. "Necesitamos una teología de la sanación que incluya a la persona, a la comunidad y a la sociedad," destacó Allen.
Ugeux habló de la fragilidad en la salud de las sociedades ricas. Esta afecta tanto a aquellos que han sido excluidos social y económicamente, como a los sectores de más altos ingresos que viven consumiendo grandes cantidades de tranquilizantes, o presentan altos índices de suicidio.
"La iglesia está llamada a ser una comunidad de compasión y de justicia. Debe ser sobre todo una comunidad de discernimiento donde la gente se sienta amada. No podemos prometer algo mágico, sino aquello que Dios puede darnos a través de los dones del Espíritu Santo," concluyó Ugeux.
Schuchardt, por su parte, se refirió al caso de de Ludwig van Beethoven quien, sordo a los 28 años, pidió a Dios que le diera un solo día de alegría. Beethoven vivió tres décadas más, componiendo, entre otras grandes obras, su famosa Novena Sinfonía, el Himno a la Alegría, mostrando que el ser humano puede renacer en Dios y por Dios.
El video de la sesión plenaria puede verse en el sitio de la conferencia: http://www.mission2005.org/Emisiones_web_diarias.webcast+B6Jkw9NA__.0.html.
El sitio web de la conferencia: http://www.mission2005.org/Inicio.home+B6Jkw9NA__.0.html.
El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) Manuel Quintero, periodista cubano y ex director de comunicaciones del Consejo Latinoamericano de Iglesias, es director de Frontier Internship in Mission.
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