8 abr 2005

PORTO ALEGRE, Brasil – En los últimos meses, la vida de Su Santidad, el papa Juan Pablo II, constituyó "un ejemplo y testimonio de entrega de su vida, ministerio y sufrimiento al Señor Resucitado, a semejanza de su redentor."

Así se expresa el obispo primado de la Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil (IEAB), Orlando Santos de Oliveira, en una carta enviada al presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil (CNBB), cardenal arzobispo Geraldo Majella Agnelo, en la que se solidariza con el pesar de la Iglesia Católica por la muerte del Papa.

En nombre de la Cámara de Obispos, del clero y de los fieles de la Iglesia Episcopal brasileña, Oliveira señaló que las palabras pueden hacer mucho, para halagar o persuadir, "pero no pueden consolar adecuadamente cuando se ha perdido un líder religioso tan destacado en la historia reciente de la iglesia cristiana."

Por su parte, la pastora sinodal Mariane Beyer Ehrat, del Sínodo del Valle de Itajaí, de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana de Brasil, con sede en Blumenau, estado de Santa Catarina, envió un mensaje de solidaridad a los obispos católicos de la región, Angélico Bernardino, Murilo Krieger y José Balestieri.

"Manifestamos nuestra solidaridad en medio del luto, así como nos unimos en la esperanza de vida que viene de Dios," escribió la pastora. Beyer recordó que los luteranos deben al papa Juan Pablo II la aprobación de la Declaración Conjunta sobre la doctrina de la Justificación, que fue firmada por el Vaticano y la Federación Luterana Mundial, en Augsburgo, Alemania, en octubre de 1999.

Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (ALC)