1 mar 2005 Por Manuel Quintero
QUITO, Ecuador – En un contexto de frágiles alianzas y creciente oposición, el presidente ecuatoriano acaba de descubrir, muy a su pesar, que la siempre influyente Iglesia Católica, después de un prolongado silencio, acabó por sumarse a sus críticos.
"El ambiente de confusión política puede terminar en una dictadura," señaló un comunicado de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana el viernes 25 de febrero, haciéndose eco de las acusaciones que diversos sectores de oposición han levantado contra el poder ejecutivo.
La declaración de los obispos católicos coincidió con la celebración de un tedeum en memoria a los héroes de la guerra del Cenepa, al cumplirse una década del último conflicto armado entre Ecuador y Perú. Y el presidente Gutiérrez, que responde a las críticas con actitudes desafiantes, optó por no asistir al acto, para manifestar públicamente su disgusto con la postura de los prelados.
El pronunciamiento también expresó la preocupación de los obispos por el manejo del sistema judicial, uno de los puntos más álgidos de confrontación entre el gobierno y la oposición.
En diciembre pasado, una mayoría pro gobiernista parlamentaria desconoció la Constitución y nombró una nueva Corte Suprema de Justicia. En las semanas siguientes, esa misma mayoría destituyó a los tribunales Constitucional y Electoral, lo que provocó la atención de las Naciones Unidas y la decisión de enviar al país un relator especial para calificar la independencia de la función judicial.
La CEE dijo en su comunicado que está preocupada por la posibilidad de que "la justicia se convierta en un instrumento para la guerra."
La postura católica representa un nuevo frente de confrontación para al ya asediado primer mandatario, que, en sus últimas apariciones públicas, ha utilizado un neologismo para calificarse a sí mismo: dictócrata. Según Gutiérrez, si bien la oligarquía le acusa de ser un dictador, el pueblo le reconoce como un verdadero demócrata.
Ahora la advertencia de los obispos acerca del peligro de una dictadura le restaría legitimidad a ese reclamo presidencial.
En el campo evangélico, Gutiérrez ha tenido el apoyo de los indígenas evangélicos agrupados en la Federación Evangélica de Indígenas del Ecuador (FEINE). Pero la Confraternidad Evangélica Ecuatoriana, conformada por un gran número de iglesias mestizas, se ha manifestado públicamente en dos ocasiones en contra de las violaciones de la Constitución y los desmanes de la mayoría parlamentaria.
Agencia Latinoamericana y Caribeña de Comunicación (ALC)
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